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Artículos de Fondo
¿Quién habló de tanques?
'Discurso del Presidente del Comando Conjunto de las FF.AA. y Comandante General del Ejército:
La oposición, atomizada en 10 grupúsculos políticos en torno al movimiento político Perú Posible, volvió a la carga enfilando sus baterías, esta vez en contra de las Fuerzas Armadas, a la que no perdonan que haya obedecido las cláusulas de la Constitución de la República, al reconocer en acto público al presidente Alberto Fujimori como su jefe supremo, en virtud de su triunfo en la segunda vuelta electoral. Cabe señalar que, entre estos minúsculos movimientos que se autocalifican como "fuerzas democráticas", apenas dos lograron superar el cinco por ciento de adherencias electorales y, por lo tanto, en la práctica están desautorizados por el propio electorado, y como tal, no pueden erigirse como representantes de ninguna fuerza pol’tica porque, simple y llanamente, no la tienen. Otra cosa muy diferente es que, a través de Perú Posible, que en la primera vuelta obtuvo 40 por ciento y en la segunda menor porcentaje aún, se suben al coche, en el afán de mantener su acendrado protagonismo y no caer en el ostracismo del olvido. Como ejemplo, podemos observar a Frepap con un 2,47%, y Acción Popular con 2,47%. Pero también figuran partidos pol’ticos fantasmas como el PUM de Javier Diez Canseco; Demos de María del Pilar Tello, y el Movimiento por la Democracia, con Francisco Miró Quesada Rada, entre otros. En fin, este conglomerado de opciones frustradas quiere, por sobre todas las cosas, hacer prevalecer su mezquindad ante un evidente triunfo de Fujimori y pretende restarle autenticidad amparándose en el art´´iculo 116 de la Constitución de la República que establece: "el Presidente de la República presta juramento de ley y asume el cargo , ante el Congreso, el 28 de julio del año en que se realiza la elección". Por supuesto que este precepto legal es válido se mire por donde se le mire, pero en cuanto al acto castrense de reconocer a Fujimori como jefe supremo de las Fuerzas Armadas y de la Polic’a Nacional se basa en la proclamación oficial de su triunfo en las urnas, por parte del Jurado Nacional de Elecciones a través de una resolución publicada en el diario oficial El Peruano, conforme manda la ley. Es así de simple y no es necesario enredarse en laberintos pasionales para desorientar a la opinión pública, como pretende la oposición. Además, debe tenerse en cuenta que el gobernante elegido es el mismo que el que ya gobierna, entonces no hay división ontológica posible. El acto de reconocimiento a la alta investidura del jefe de Estado por parte de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, es legítimamente válidado, pese a quien le pese. En torno al mensaje presidencial, en ninguno de sus párrafos encontramos frases que señalen ninguna salida de tanques o algo por el estilo.
Para mayor ilustración de nuestros lectores, a continuación reproducimos la versión textual del dicurso del jefe del Comando Conjunto de las FF AA y Comandante General del Ejército, José Villanueva Ruesta:
Discurso del Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas
Señor Ingeniero
Alberto Fujimori Fujimori
Presidente Constitucional de la República
En mi condición de Presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y Comandante General del Ejército, tengo la honrosa distinción de hacer uso de la palabra en nombre y representación del Ejército, la Marina de Guerra, la Fuerza Aérea y la Policía Nacional del Perú, en esta austera ceremonia ante la egregia figura del Mariscal Andrés Avelino Cáceres, héroe de la Breña y paradigma del valor y la lealtad a la patria, quien dedicó su vida entera a la lucha por la vigencia de los ideales de libertad y soberanía, poniendo la espada al servicio del pueblo y recogiendo así el legado de nuestros héroes que, con su ejemplo, constituyen el sustento de nuestros valores morales.
Hoy, contando con la presencia de los señores Comandantes Generales de las instituciones castrenses y el Director General de la Policía Nacional del Perú; de los Altos Mandos Institucionales; de los señores Oficiales Generales y Almirantes Jefes de las Fuerzas Operativas y îrganos y Medios de Apoyo de las Fuerzas Armadas; de los Comandantes Generales de las seis Regiones Militares y de los Jefes de Regiones Policiales; de delegaciones de oficiales de los distintos grados, niveles y jerarquías que representan a todas las guarniciones del país en los ámbitos militar y policial; y estando presentes las banderas de guerra que representan a cada uno de nuestros institutos, a las seis regiones militares y al destacamento "Leoncio Prado"; así como las banderas de guerra de las Fuerzas Operativas de nuestros institutos militares y policiales; nos hemos reunido, señor presidente, para reconocerlo como nuestro Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional para el período 2000-2005, de conformidad con los previsto por el artículo 167 de la Constitución Política del Perú, al haber sido usted proclamado Presidente Constitucional de la República por el Jurado Nacional de Elecciones, luego de su victoria en la jornada electoral del 28 de mayo de este año.
Con este reconocimiento oficial, no sólo estamos cumpliendo con lo dispuesto en la Constitución Política del Perú, sino creemos que es también la oportunidad más propicia para expresarle nuestra disciplina, subordinación acrisolada, lealtad y máximo profesionalismo para contribuir así al logro de las metas de bienestar y seguridad, dentro de un clima democrático que usted se ha propuesto.
Sus Fuerzas Armadas y Policía Nacional están, pues, señor presidente, siempre lista para actuar en defensa de la constitucionalidad de la democracia, del estado de derecho y de su gobierno legítimamente elegido por la voluntad ciudadana. En este sentido, ante cualquier amenaza contra la estabilidad del país y la democracia, o el intento de alterar el orden interno y el desarrollo normal de las actividades de la nación, estaremos listos a garantizar y mantener el respeto al ordenamiento legal vigente y al derecho de la sociedad peruana a vivir pacíficamente dentro de un pleno respeto a los Derechos Humanos. Y así como en la década pasada apoyamos con la máxima entrega la cruzada de la pacificación nacional y la erradicación de la violencia terrorista hasta lograr su derrota estratégica, y contribuimos decididamente a la lucha contra el tráfico ilícito de drogas y sus secuelas criminales, a la vez que brindamos también nuestro aporte a la adopción del acuerdo de paz definitivo con la hermana república del Ecuador.
Somos conscientes que hoy tenemos por delante nuevas tareas no menos importantes para el destino de la patria, como es enfrentar la amenaza del narcotráfico a la estabilidad de la región, así como el rol decisivo que nos toca cumplir en la defensa de la democracia y el estado de Derecho, y en el más decidido apoyo al logro del desarrollo nacional dentro de un clima de seguridad y tranquilidad ciudadana. Y frente a estas importantes tareas tenga usted la seguridad que, al igual que ayer, sabremos asumirlas con el mismo tesón, empeño y disciplina.
Señor Presidente Constitucional de la República y Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú:
Que la figura del Mariscal Andrés Avelino Cáceres, que desde las alturas de su gloria nos contempla en este patio de armas, sea el testigo y fiador del solemne compromiso que hoy asumimos, al renovarle nuestra decisión de seguir trabajando con el mayor denuedo y dedicación por el progreso y bienestar de nuestro querido Perú.
Cuenta usted señor Presidente de la República con una Fuerza Armada y Policía Nacional cuya lealtad no admite la menor duda, con una moral elevada al tope y con una unidad y cohesión indestructible. En este sentido, no hay ni habrá fuerza o circunstancia que doblegue nuestra actitud, pues ella se nutre de los valores de la disciplina, la moralidad, la solidaridad y el orden, como factores determinantes de nuestro compromiso con el destino de la patria.
Puede usted, señor presidente, estar absolutamente convencido que en sus Fuerzas Armadas y Policía Nacional tiene a los más firmes pilares defensores de la institucionalidad democrática y de la Constitución.
Señor Presidente:
Permítame hacerle entrega de la insignia de mando como reconocimiento de su condición de Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, para el período 2000-2005.
Seguidamente la versión textual del discurso del presidente de la República Alberto Fujimori en la ceremonia en la que las FF AA y la PNP, lo reconocen como presidente electo para el período 2000-20005:
Discurso del Presidente de la República, Ing. Alberto Fujimori
Como presidente electo por la mayoría de los peruanos, considero este reconocimiento a mi investidura como cabal expresión de la subordinación de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional al poder civil y democrático, en estricto acatamiento de la Constitución del Estado.
Esta disciplinada subordinación y el respeto a la voluntad de los ciudadanos que respaldaron con su voto una propuesta de gobierno y que fueron mayoría en la primera y en la segunda vuelta electoral, son la garantía de la estabilidad política del país.
En estricto cumplimiento del rol que le asigna la Carta Magna, y con enorme entrega, patriotismo y sacrificio, las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y el Servicio de Inteligencia Nacional contribuyeron a la paz interna.
De este modo fue posible terminar con un clima de violencia y zozobra que azotó la República durante década y media. Fue posible recuperar la estabilidad y crear las condiciones básicas para rescatar la democracia en el Perú.
La decisión política de pacificar el país y, años más tarde, de consolidar nuestras fronteras generando otras condiciones básicas, esta vez para impulsar el desarrollo económico de la Nación, contó pues, con una Fuerza Armada, una Policía Nacional y un Servicio de Inteligencia Nacional cuyos pivotes nunca han dejado de ser su unidad indestructible y el principio de estricta organización jerárquica.
Por eso la única continuidad que buscamos es la estabilidad del país. Que el orden, la seguridad y la tranquilidad que nos caracterizó durante casi una década, no se vea interrumpida por un nuevo período de anarquía y de desorden, como los que ya hemos vivido en el pasado.
La historia del Perú republicano ha sido, en los hechos, una sucesión de períodos de estabilidad y crecimiento, seguidos por otros de caos y parálisis, cuando no de involución económica y social. Vuelvo a recalcar que los períodos o tiempos de desorden han echado a perder todo lo que el paí había ganado con gran esfuerzo durante gobiernos sensatos.
El desorden, la anarquía y la violencia, ya sabemos, tienen altísimos costos, pues arruinan la economía, desalientan la inversión, a veces por décadas, y van incubando las grandes crisis nacionales y generando una inmensa deuda social, que recién ahora, y con grandes esfuerzos, pero animados por una voluntad de hacer justicia a millones de peruanos, estamos empezando a pagar.
Antes, cuando por causa del desorden y la improvisación, el país se tornaba ingobernable, se esperaba que vinieran las Fuerzas Armadas a poner orden.
De ese círculo vicioso de gobiernos ineptos con democracias enclenques y de golpes militares correctores, debemos salir definitivamente.
Un gobierno civil, nacido de las urnas, puede, como ha quedado demostrado en estos últimos 10 años, garantizar la estabilidad del Perú y transitar, progresivamente, hacia una plena democratización del Perú.
Cuando hablamos de democracia ponemos el énfasis en las elecciones, que se producen cada cierto tiempo. Este es sólo uno de los derechos de los ciudadanos, el elegir libremente a sus autoridades. Quedan pendientes los derechos a una educación digna, al acceso a la atención de salud, entre otros importantes derechos ciudadanos.
La democracia que no tiene dimensión económica y social no es democracia. Y me pregunto qué clase de democracia hemos vivido hasta 1990 con millones de peruanos sin servicios básicos, elementales para la vida civilizada como el agua, la luz eléctrica, el camino, la comisaría, una educación decente. Sin títulos de propiedad, sin acceso a la justicia.
Por eso la democracia no depende de la retórica política, sino de la obra que haga realidad estos derechos para todos los ciudadanos, sin exclusiones.
Cuando decimos que vamos a entrar a una etapa superior, de democratización en el Perú, estamos diciendo que vamos a corregir y superar las imperfecciones y errores de las instituciones, para fortalecer a éstas. Pero, igualmente, vamos a continuar creando condiciones para la igualdad de oportunidades para todos los peruanos.
Pero la democracia requiere estabilidad para robustecerse. Con democracia y estabilidad un país como el Perú, está hoy en excelentes condiciones para reiniciar un camino de crecimiento y desarrollo que haga posible atender progresivamente el problema de la generación de empleo.
El trabajo conjunto entre militares y civiles en un clima de confianza nos permitirá acelerar el proceso de cambios socioeconómicos que ya iniciamos, alcanzar los grandes objetivos nacionales y hacer que la democracia que a menudo invocamos no sea sólo una bonita palabra, sino una realidad concreta.
Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional continúan siendo importantes actores en el tema del desarrollo y el bienestar consiguiente. La experiencia que tienen y el conocimiento vasto del territorio peruano, de la problemática social, tenemos que aprovecharla.
Por eso, en mi opinión, además de una Fuerza Armada, Policía Nacional y Servicio de Inteligencia Nacional, tenemos una fuerza de desarrollo con una gran mística de trabajo por el Perú.
Muchas gracias por su participación en esta gigantesca tarea del desarrollo de nuestro país.
¡Viva el Perú!
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