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Artículos de Fondo
Antes que todo, respeto
Diálogo demócrata en Radio 1160
El miércoles 7 de junio, Pedro SalInas invitó a su programa "Rompe Cabezas" en Radio 1160 a dos jóvenes periodistas que, para algunos, jamás podrían verse ni en pintura: José Enrique Escardó (Director Ejecutivo de GENTE) y Gonzalo Quijandría (ex conductor de Contrapunto y ex férreo defensor de Baruch Ivcher). Pero, en una demostración de altura y profesionalismo, ambos comentaron la actual coyuntura política sin confrontaciones y sin odios. A continuación reproducimos parte del interesante diálogo que, de hecho, servirá de ejemplo para algunos viejos políticos que se han olvidado del principio democrático: El respeto a las ideas, a pesar de las discrepancias.
Pedro Salinas (1160): ¿Cómo ven ustedes la cosa política? ¿Qué sensación les deja, qué impresiones tienen?
J.E. Bueno, para mí todo este tiempo ha sido un constante batallar (dentro de mi cabeza más que nada) porque me he sentido muy confundido por cosas que he escuchado y que he visto. Leía una cosa, luego otra cosa, tan es así que, a veces, hemos tenido que retrasar un día o dos días la salida de la revista para ver qué pasaba, porque los eventos se han estado dando uno tras otro con una rapidez increíble. Según he podido notar, a nivel interno, las cosas están volviéndose mucho más razonables en general. Hay una cierta sensación que percibo por parte de los opositores, ya se está buscando más un diálogo, una conversación, que simplemente hacer escándalo, como en un momento pasó en ciertos sectores de oposición, no todos. Me da la impresión de que, como sucede normalmente después de una crisis, aunque aún estamos metidos en el centro de la crisis, esto tiende a resolverse. Van a quedar muchas dudas por resolverse en el futuro, pero creo que es lo que pasa en cualquier democracia ¿no? ¿En qué va a terminar todo esto? Es muy difícil decir: ahora sale Fujimori y en los próximos cinco años no pasa nada.
¿Esta misión de la OEA va a cambiar las cosas en algo? ¿El Congreso va a pedir nuevas elecciones? ¿Se anularán éstas?
J.E. No sé. He hecho muchas cosas en mi vida, pero no adivinar, he tratado a veces de adivinar y a veces me ha ligado pero sólo en la época de colegio, ahora las cosas son un poco más complicadas. No sé cómo quedará, pero me parece que lo que salga de esto debe ser siempre con razón y con cordura por parte de todos.
Gonzalo, buenas tardes.
G.Q.Buenas tardes. Entiendo perfectamente los problemas que debe tener José Enrique cada vez que quiere cerrar una revista semanal. Entiendo perfectamente cómo se han venido dando los acontecimientos, que hacen difícil para cualquiera tratar de interpretar lo que está pasando y peor aún tratar de predecir lo que pasará. Esta mañana me ponía a pensar: a final de cuentas, ¿qué es lo que está pasando, qué cosa puede ocurrir con esta misión de la OEA, cuáles son todas las posibilidades? No sé si peco de optimista, pero creo que cualquier actitud que tome esta misión va a ser para mejor, en el sentido de que no creo que vengan a desconocer las elecciones. Sería iluso llegar a pensar que pueden llegar a eso.
Lo que se ha dicho bien claro es que le corresponde al Congreso Peruano tomar una decisión respecto al resultado electoral y al nuevo mandato de Fujimori. Se infiere de esto que la OEA no va a tomar una posición muy directa sobre el tema de las elecciones pasadas del 28 de mayo.
G.Q. Claro, pero tácitamente ya reconoció la primera vuelta al decir el próximo Congreso, ahora el problema va a ser si va reconocer o no la segunda vuelta. Sinceramente no creo que una organización como la OEA mande una misión sólo para desconocer unas elecciones, yo creo que vienen a negociar. Lo que vienen a negociar tal vez sea algo tan grande que Fujimori no va a poderlo manejar, va a tener que negociar un abanico tan grande de posibilidades (como restituir el Tribunal Constitucional, va a tener que aprender a gobernar no sólo con un Congreso en oposición sino con un Tribunal Constitucional, va a tener que devolver canal 2, va a tener que dar garant’as de un Poder Judicial independiente). Son demasiadas cosas que tal vez se acepten en un primer momento, pero yo no creo que una persona como Alberto Fujimori pueda gobernar con todo lo que le va a pedir la OEA.
Ese es un buen punto. José Enrique, ¿tú que piensas de todo esto?
J.E. Pienso que la OEA, definitivamente, tiene que pedir lo que crean conveniente sus miembros. Pero también está lo que té estabas diciendo más temprano, el dilema es ¿hasta qué punto puede llegar la OEA a intervenir en el Perú? Creo que va ha haber mucho cuidado por esa parte, creo que lo único que queda en esas circunstancias es negociar por los dos lados.
Aparentemente, esta misión viene para plantear una serie de cosas que van a suponer una suerte de negociación entre la OEA con una función de árbitro, el gobierno de Fujimori y los sectores opositores.
J.E. El nuevo gobierno de Fujimori que ha sido electo este 28 de mayo, a pesar de que algunas personas no lo reconozcan, definitivamente tiene que dar visos de algunos cambios, especialmente en lo que es institucionalidad democrática. Pero yo creo que hay un principio fundamental y es el problema que se generó con la misión del señor Stein. ¿Hasta qué punto pueden intervenir, hasta qué punto pueden decir qué es lo que tiene que hacer el Perú? Más allá de recomendaciones, más allá de conversaciones no pueden llegar. Salvo que haya un acto flagrante en contra de la democracia, además que sea evidente para ellos, pero ese no es el caso. Lo que yo pienso que ellos van a venir a hacer es conversar, negociar. Fujimori, el mismo 28, dio un mensaje en el cual él se estaba abriendo. No tengo por qué no creerle porque todo el mundo tiene la posibilidad de arreglar las cosas que ha hecho mal, yo creo que no creerle es simplemente cerrarse en algunas cosas que pasaron en los diez años anteriores y no darle la opción a él, al gobierno o al país de cambiar. Yo estoy de acuerdo en que él tiene que cambiar muchas cosas y estoy de acuerdo en que se le haya dado la opción porque tiene los pantalones para poderlo hacer como ha hecho varias cosas en los diez años anteriores. Creo que, en ese sentido, la OEA no va a tener que pelear mucho ni discutir mucho con él. El problema no lo veo tanto desde el punto de vista de la opinión exterior de otros países o de la OEA, sino del problema interno, de la polarización interna que hay.
¿Cuál es la percepción que tiene Gonzalo Quijandría?
G.Q. Yo llego a coincidir con José Enrique en el hecho de que Fujimori dice "bueno ahora seguirá, me quedan cinco años nada más, y ya he dicho que no voy el 2005. Voy a comenzar a ceder en tales y tales puntos". Creo que él, en su interior, piensa que puede cambiar. El problema es que no se ha dado cuenta de que ahora viene lo difícil. Es mucho más difícil gobernar en democracia que gobernar con los militares atrás, con la prensa controlada, hasta ahora sus diez primeros años se la ha llevado fácil porque ha tenido el apoyo de la ciudadanía. Claro, ha tenido también problemas tremendos que ha solucionado con gran inteligencia, pero ahora se viene lo difícil en cuanto a gobernante.
Los dos, Gonzalo Quijandría y José Enrique Escardó piensan que podría haber un cambio por parte de Fujimori en los próximos cinco años...
G.Q. Yo estoy diciendo que, honestamente, no creo. Lo que estoy diciendo es que Fujimori va a tener que ceder ante toda esta presión y va a tener que intentar cambiar. Yo creo que a los 60 años, después de gobernar 8 años con los militares ayudándolo, se va a encontrar con la misma situación 90-92. Peor aún, porque en el 90-92 Fujimori todavía tenía una ciudadanía un poco confundida, ahora lo que tiene es una ciudadanía irreverente e irrespetuosa. Yo no creo que Fujimori cambie, sinceramente. Pero no creo que ahora alguien vaya a decir que Fujimori no ganó las elecciones. Sinceramente, no sé si Fujimori haya ganado o no, no tengo los elementos, al final nadie me ha dado las pruebas ni de fraude ni de no fraude. Lo que sí sé es que tampoco ganó Toledo.
¡Qué mal candidato, Toledo!
G.Q. Mal candidato, eso es a lo que yo iba.
J.E. Ese es un punto que yo también quisiera conversar. El otro día lo hablábamos en una reunión en la revista y vimos que nuestro ex colaborador de la revista, Alberto Andrade, ahora alcalde de Lima, no creo que hubiera reaccionado de la manera en la que ha reaccionado Toledo, con toda esta inseguridad.
Toledo ha sido un imán para el voto anti.
J.E. Sí, pero ¿por qué no lo fueron ni Andrade ni Castañeda, teniendo más tiempo para ser un imán para el voto anti, siendo más radicales incluso? Para mí, ellos cometieron una serie de errores que les costó la elección. Por ejemplo, el participar en esa famosa marcha con los sindicatos en la que todo el mundo le dijo a Andrade que no participara antes del inicio de su campaña, le significó al menos 16 puntos, son errores que no se pueden cometer. La estrategia de Toledo, con la cual él comienza a llamar la atención, es una estrategia completamente diferente a la que aplicaron Andrade, Castañeda y los demás. Antes de la primera vuelta, él comienza a escaparse por los palos al decir: "vamos a seguir con una especie de fujimorismo sin Fujimori". Plantea un cambio, pero un cambio razonable, que nosotros en la revista lo acogimos, le dimos carátula, hicimos una serie de entrevistas y además lo acompañamos desde el inicio.
Ya parecían toledistas...
J.E. Mucha gente nos ha dicho eso. Ahora nos preguntan que por qué hemos cambiado, pero, en realidad, el que cambió fue él. En la segunda vuelta, se rodea de toda esa gente a los que se llama "maximalistas" y comienza a buscar un enfrentamiento directo con el gobierno, a costa de todo, con tal de llegar al poder. Eso es lo que ha terminado de ensuciar la candidatura de Toledo. Lamentablemente, su notable inseguridad lo llevó a dejarse llevar por los papelitos que le pasaban, por los comentarios que le hacían en la oreja y las llamadas ficticias. Un candidato tiene que tener mucho cuidado con eso.
Sobre el tema de la prensa, ¿qué debería pasar ahí?
J.E. Bueno yo creo que es un poco difícil este tema de la prensa porque hay muchos sentimientos encontrados. Yo solamente puedo hablar sobre mi experiencia. Las personas que trabajan con nosotros tienen plena libertad de expresarse. En la revista, nosotros damos lugar para que todas las opiniones se manifiesten. En otros medios yo podría hablar de una cierta presión interior, no puedo asegurar nada sobre presión del gobierno, pero sí la presión del interior de ambos lados, de gente que está al lado o a favor del gobierno y le exige a su gente que opine, que trabaje de acuerdo a la opinión del medio. Pero hay gente que está en contra del gobierno y trabaja con periodistas a los que se les exige que tengan también un tipo de enfoque determinado de la noticia, entonces ese tipo de control interno corresponde a cada medio.
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