del brazo con la verdad    Revista Gente

Tú estás aquí (You are here): Portada(Arts. de Fondo) > Uchuraccay

                         Edición 1325
Artículos de Fondo
"Vargas Llosa se aprovechó de nuestro dolor"
17 años después, las heridas de Uchuraccay aún siguen abiertas:


Viudas y madres de los periodistas asesinados en Ayacucho se indignan al recordar la injusticia que apañó el escritor.

El escritor Mario Vargas Llosa, en su reciente y corta visita al Perú, nos ha sorprendido con el sempiterno y trajinado estribillo de que siempre estuvo a la vanguardia de la defensa de los derechos humanos, entre otras perlas.

De pronto, estas expresiones han sacudido la dignidad y el corazón de los deudos de las víctimas de los periodistas asesinados en Uchuraccay, Ayacucho, en 1983. Con el dolor y sufrimiento todavía imborrables en su memoria, recuerdan al escritor por su incapacidad de llegar a la verdad cuando presidió la comisión investigadora de estos luctuosos hechos. Gilma de Retto señaló que Vargas Llosa "ocultó ex profesamente la verdad del caso y que por eso traicionó las lágrimas de los deudos".
Además que debido a "que su conciencia no lo dejaba dormir, tuvo que nacionalizarse español", tras enfatizar que "tan asesino es el que mata como aquél que lo apaña", dijo. Igualmente, Alcira viuda de Sedano señaló que el escritor le ha mentido al país y que además usufructuó con el dolor de los deudos, utilizándolo para su lucro personal.

Hace 17 años, un 28 de enero de 1983, el mundo se sobrecogió de espanto al enterarse de la noticia de la cruel muerte de ocho periodistas y de su guía en la comunidad de Uchuraccay, en las alturas de Ayacucho, cuando cumplían misión informativa en esa inhóspita zona. Se trataba de Jorge Sedano de La República; Eduardo de la Piniella y Pedro Sánchez, de El Diario de Marka, Willy Retto y Jorge Luís Mendívil de El Observador, Amador García de Oiga, Félix Gavilán y Octavio Infante, periodistas ayacuchanos y corresponsales de "El Diario de Marka", y el guía Juan Argumedo.

La masacre de Uchuraccay es uno de los más sangrientos episodios de la historia del periodismo nacional, cuya verdad aún se mantiene oculta, no obstante que en ese entonces se nombró una comisión investigadora presidida por el escritor Mario Vargas Llosa, la que llegó a la conclusión "absoluta" de que la masacre era el resultado de un "trágico accidente": los periodistas y el guía fueron confundidos con senderistas por los comuneros de Uchuraccay quienes, en un estado de pánico histérico, les dieron muerte. ¿El responsable? Sendero Luminoso.

Volviendo al pasado
El 26 de enero de 1983, a las cinco de la mañana, los periodistas sentenciados por el destino terminaron de tomar el café, más amargo que nunca, de sus termos. Afuera, el taxi los esperaba. El reportero gráfico de GENTE, Jorge Torres Serna, decidió no ir con el grupo (ver recuadro aparte). El taxi subió hasta Tambo. De ahí, el grupo tendría que ir a pie. El aire de las cumbres ayacuchanas era especialmente gélido. El olor del paisaje serrano se impregnaba en las fosas nasales de los hombres de prensa. Los corazones limeños se agitaban un tanto y subían con dificultad por la quebrada. A 4,250 metros sobre el nivel del mar se levantaba el pueblo de Uchuraccay. Chozas con techo de paja y cimientos de barro. Rostros andinos tasajeados por el frío. Voces y susurros en quechua. Temor a Sendero y a los extraños. Piedras y hachas preparadas.

De frente con la tragedia
En sus noches de filosofía alcohólica decía el recordado Raúl "Gordo" Villarán: "Periodistas somos aquellos que moriremos sin haber creído jamás lo que el resto de la gente vivirá creyendo toda su vida".
Los periodistas no comen cuento. Su matrimonio de amor, una vez y para siempre, es con la verdad. Y su más definitivo divorcio se establece de una vez con la mentira.

En Ayacucho los periodistas hablan con la gente, averiguan, hacen comprobaciones. El resultado: los comunicados oficiales mienten. Los sinchis ametrallan, violan y saquean impunemente a indefensos paisanos que luego son presentados como terribles "senderistas".

Entre bromas y proyectos, los periodistas continúan su marcha y a las 7 y 45 de esa misma mañana llegan a la localidad de Yanaorco, donde está instalada una estación de microondas amagada hasta tres veces por los terroristas. El taxi no va más. De ahí en adelantes habrá que continuar la misión a pie. Suponen que la marcha durará ocho horas. Hay diferencia entre ese tiempo y una dolorosa e insondable eternidad.

Aquí las versiones se confunden en una visión gris que parece anteceder a la muerte, al horror y lo increíble.

Al principio, sonrisas tímidas. A paso cansino ingresaron al pueblo. Comieron, bebieron, hablaron. Después, palos, pedradas, gritos, muerte. Impensable. Sólo el disparador de Willy Retto con la cámara a la cadera, disparaba y disparaba enfocando sin mirada, una a una, sus últimas fotografías, que nunca se imaginó, darían la vuelta al mundo.

¿Por qué lo hicieron? Silencio, nadie responde. ¿Acaso parecían guerrilleros? ¿Acaso tenían pinta de terrucos? "No, señor. No sabíamos que eran periodistas" (todo en quechua).

Las cámaras de televisión, al día siguiente, captaron a distancia los cuerpos pálidos, amarillentos, aún embadurnados de sangre y lodo. Después fueron puestos en bolsas negras de polietileno. El avión los traería de vuelta. En el funeral, las lágrimas de compañeros y jefes anegaron los cementerios. Una tristeza infinita cubrió las redacciones. Desde entonces nada volvería a ser igual.

La comisión
El gobierno de Belaúnde decidió nombrar una comisión investigadora presidida por el escritor Mario Vargas Llosa e integrada por el decano del Colegio de Periodistas del Perú, Mario Castro Arenas y el jurista Abraham Guzmán Figueroa. También fueron parte de la comisión los antropólogos Juan Ossio, Fernando Fuenzalida y Luis Millones; igualmente el lingüista Rodolfo Cerrón Palomino, el sicoanalista Max Hernández y el abogado Fernando de Trazegnies.

Las ¿investigaciones...?
En febrero, la comisión visitó Uchuraccay e interrogó a los comuneros y familiares del guía Juan Argumedo. El informe respectivo fue entregado en marzo de 1983, caracterizándose por incluir interpretaciones de tres tipos: convicción absoluta, convicción relativa y convicción dudosa. Entre las conclusiones más importantes hubo una que señaló que el viaje de los periodistas fue bajo su propia responsabilidad y que los principales jefes político-militares no tuvieron conocimiento de él. Que los comuneros de Uchuraccay los habrían confundido con un destacamento senderista que venía a escarmentarlos por los linchamientos ocurridos en Huaychao. Que "los periodistas debieron ser atacados de improviso, masivamente, sin que mediara diálogo previo, y por una multitud a la que el miedo y la cólera, mezclados, enardecían y dotaban de ferocidad infrecuente en su vida diaria y en circunstancias normales". Que era falsa la tesis de que los periodistas hubieran llegado enarbolando una bandera roja y lanzando epítetos en contra del gobierno. Que la masacre fue obra de los comuneros de Uchuraccay, sin que participaran en ella fuerzas del orden; reconociendo, sin embargo, que los comuneros habían recibido de los "sinchis" la recomendación de defenderse y matar a los terroristas que se acercaran a Uchuraccay.

Este informe fue duramente criticado y calificado como una maniobra encubridora del gobierno.

El hallazgo
El 14 de mayo de 1983, en una cueva de vizcachas del cerro Huashua Ccasa y cerca a la comunidad iquichana de Uchuraccay, accidentalmente fueron encontrados cámaras, rollos, y documentos de algunos de los ocho periodistas masacrados. En una de las cámaras (la perteneciente a Willy Retto) se encontró un rollo a color "Ektachrome", del que sólo se rescataron nueve vistas. Estas dieron un vuelco a las investigaciones sobre el caso y hoy está aquí, bajo una nueva lupa.

Jorge Torres Serna, testimonio
Esa madrugada del 26 de enero de 1983, el experimentado reportero gráfico de GENTE, Jorge Torres Serna, no viajó con la comitiva de los ocho periodistas a Uchuraccay. ¿El motivo? La víspera, Torres llamó a Julián Cortez, en ese tiempo Director de Redacción de GENTE, y le informó que había dos comisiones por cumplir, la primera referida a un viaje en grupo a Uchuraccay y la otra una entrevista telefónica con un mando terrorista. Cortez, quien se encontraba junto a Enrique Escardó V-G, director fundador de GENTE, le dijo "No me interesa que vayas a Uchuraccay porque si vas con un montón de gente, entonces ¿cuál es la primicia?... A mí me interesan más los datos que puedas conseguir en exclusiva con el mando terrorista".

Torres Serna insistió y su interlocutor le replicó: "¡De ninguna manera viajas allá. Si vas, no te pago esa movilidad!". Fue suficiente. Torres Serna, a regañadientes aceptó la orden, sin saber que le habían salvado la vida.

Al día siguiente por la madrugada, él ayudó a sus compañeros a organizarse, les dio consejos, les hizo bromas y los despidió con un rictus de nostalgia. Días después, cuando se enteró de la fatal noticia, no lo podía creer, su boca enmudeció, sus ojos se enturbiaron. Torres estaba vivo, él se había salvado, pero... sus compañeros, sus amigos, estaban convertidos en guiñapos humanos. El estaba vivo, pero algo en él comenzó a morir de a pocos.

Heridas abiertas...
Hoy, 17 años después, las heridas aún se mantienen abiertas y sangrantes. GENTE fue en busca de la madre de Willy Retto. Ella, en su casa, nos recibió a través de las rejas de su puerta, pidió disculpas por no dejar entrar al pasado que conmocionaba su presente y nos dijo: "Por favor... ha pasado tanto tiempo y ahora que usted me pregunta por lo del ayer, mi sangre se me revuelve por la furia mal contenida que se ha ido empozando en mi vida".

Sólo queríamos preguntarle cómo quedaron las investigaciones de la comisión que presidió Vargas Llosa...
Todo fue una farsa, el señor Vargas Llosa sabe muy bien quiénes son los asesinos, pero no lo quiso decir nunca. Siempre ocultó la verdad. El traicionó las lágrimas de todos los deudos, y como no podía seguir aquí conteniendo esa vergüenza, se nacionalizó español para huir del país.

Son palabras muy fuertes, señora...
Pero qué quiere que le diga, ¿que él nos hizo un gran favor? Cuando todo el mundo sabe que obtuvo ganancias con los informes que propalaba por la televisión. Ese hombre es un gran mentiroso. Nos ha hecho mucho daño y ahora viene con que defiende los derechos humanos. ¿De qué derechos humanos me habla, si la comisión que él presidió prácticamente nos dice que nuestros hijos eran terroristas? El ocultó la verdad. Por eso, tan asesino es el que mata como aquél que apaña el crimen.

Una premonición
Alcira Velásquez viuda de Sedano, hace 17 años se quedó sola al cuidado de sus seis hijos y no se ha vuelto a casar por respeto y tributo al amor de toda su vida. Con su taller de costura y sus grandes deseos de lograr a sus vástagos, vaya que sí lo consiguió.

En conversación con GENTE, recuerda que ella, horas antes del desenlace fatal, tuvo un sueño premonitorio, en donde en claras imágenes oníricas vio que se encontraba en Ayacucho. No obstante ella no aparecía en el sueño, observó que un grupo de personas corría desesperado por la pampa, perseguido por militares y entre ellos estaba su Jorge. "Veo el campo desolado y no había dónde esconderse, ellos corrían y de pronto uno de los soldados vestido con uniforme manchado y una metralleta dispara y al que dispara primero es a Jorge, quien se agarra el pecho y cae tendido en el suelo".

Entonces, usted ya estaba prácticamente preparada para la fatal noticia...
Ni crea, porque cuando me dieron la noticia el mundo se me vino abajo y ahora que pienso, Jorge ya presagiaba algo, pues antes de irse, medio en broma y medio en serio, me dijo: "Mira Alcira, por favor, cuando yo muera, te ruego que te cases nuevamente, tienes derecho a tu felicidad. Yo no me preocupo porque sé muy bien que mis hijos están en buenas manos. Tú eres una mujer muy trabajadora y tienes muchos clientes en el taller de costura".

¿Qué me puede decir de la comisión Vargas Llosa?
Por favor, ese señor no tiene autoridad moral para venir aquí y decir que es un gran defensor de los derechos humanos, cuando la verdad del caso Uchuraccay ha quedado impune por obra y gracia de él. El nos ofreció una pensión vitalicia y una serie de beneficios que sólo fueron para la platea. Lo único que conseguimos fueron las casas que nos donó el ex presidente Fernando Belaúnde.

¿Y los resultados de la comisión?
Bueno, esa comisión, me parece que todo ha sido arreglo, porque ellos habían dicho que habían encontrado unan bandera roja, pero eso no es cierto porque ellos siempre llevan una franela roja para tapar y limpiar sus máquinas fotográficas. La verdad la ocultó el señor Vargas Llosa y por eso le mintió al país en forma descarada. Yo he viajado como cinco veces a Uchuraccay y he conversado con los comuneros. Ellos me han dicho que fueron los militares de esa época quienes asesinaron a los periodistas. Y eso lo sabe el señor Vargas Llosa. Lo lamentable es que las pruebas las ha limpiado la comisión Vargas Llosa, pero yo igual lo denuncio. Por eso este señor escritor no va a venir a contarnos un cuento como lo que hizo en el año 90, cuando se aprovechó de nuestro dolor y a algunos de los deudos nos utilizó para su campaña política engañándonos vilmente. Ese señor nos ha hecho mucho daño.

Epílogo
Las declaraciones de los deudos de las víctimas de Uchuraccay son contundentes contra Mario Vargas Llosa, a quien no le pueden quitar los lauros que como escritor ha conseguido a nivel mundial, en virtud de su fértil pluma y febril imaginación. Sin embargo, su autoridad moral se resquebraja totalmente cuando habla de los derechos humanos, que nunca supo defender.

Héroes del periodismo
Jorge Sedano Falcón incubaba en su verdadero yo dos pasiones, la fotografía y el seco de gato que preparaba como ningún negro cunda lo ha hecho. Reportero gráfico y de los buenos, descubriendo todos sus secretos a costa de mucha calle y mucho golpe en tiempos que los agentes del orden rompían el lomo más fiero para evitar la foto reveladora. Cuando en las salas de redacción de La República se inició un sordo rumor de que el jefe del comando político militar, general Clemente Noel, había iniciado la operación de limpieza en Ayacucho, Sedano pidió viajar. Se le enrostró que estaba muy subido de peso y además, que Armando Campos y Ernesto Salas cubrían la información por el diario. Pero fue inútil, Sedano insistió e insistió hasta el paroxismo y logró el permiso.

Jorge Luis Mendívil, el inquieto bausatino de "pura cepa", era el especialista en internacionales e inactuales en el diario "El Observador". Tenía especial interés por el tema de El Líbano, cuando el precio del papel subió y tuvieron que suspender la publicación del suplemento. De improviso, fue cambiado a otra área, la de Locales, para enfrentarse de cara con un hueso duro de roer: Ayacucho. Su compañero de viaje era Willy Retto, quien en lugar de nacer con un pan bajo el brazo, lo hizo con una cámara fotográfica. Acompañaba a su padre, curtido reportero gráfico, en cada una de sus comisiones. En el aeropuerto, parecía el papá de Jorge Luis. El verdadero padre miró con preocupación a su hijo y le dijo a Willy: ¡cuídalo!.

José María Salcedo director del antiguo "Diario de Marka", vacilaba y, más de una vez, le negó el permiso a Eduardo de la Piniella para viajar a Ayacucho. El rubio, alto y gran aficionado al fútbol, casado con Martha, lo tomaba deportivamente y a cada momento revoloteaba por la Dirección con el eterno estribillo: "Ya, pues Chema, ¿cuándo?". Hasta que llegó ese día. Pedro Sánchez, experimentado reportero gráfico, fue encomendado por el Chema, para acompañar a de la Piniella.

Amador García, reportero gráfico de "Oiga", llegó con un día de retraso, como tratando de burlar a la muerte. Había sido fotógrafo ambulante que recorría playas en busca de bañistas en atrevidos bikinis, quienes satisfacían su coquetería con una toma por la que, más tarde, regateaban. Era tímido e introvertido.

Octavio Infante y Félix Gavilán, periodistas ayacuchanos y corresponsales de "El Diario de Marka", quienes no vacilaron en unirse al grupo para ir en busca de la verdad.

    Más sobre el autor de la nota






Artículos


   Toledo nos hizo los "cholitos"

   Aquí mandan las minorías

   Encuesta GENTE

   Carlos Ferrero (II)

   Multitudes no necesariamente son votos

   Minería en el Perú

   ¿Y de Violeta quien se acuerda?

   Colaboradores

   Chica de Portada

   Ediciones Anteriores



       



       




Arts.defondo | Colaboradores | Concursos | Novedades | Contáctanos | Email | Anteriores


    Revista GENTE. Derechos Reservados www.genteperu.com                       Página mantenida por MAdSWAN Web