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                         Edición 1326
Artículos de Fondo
¡Sí podemos CARAJO!



Domingo 4 de junio. Lugar: Estadio Nacional. En el gramado, frente a frente, los equipos de Perú y Brasil en medio de la atención de todo el país, que ese día respirará hermanado por la esperanza firme del triunfo de nuestros jugadores. En el Estadio Nacional no habrá lugar para una aguja, con reventa y todo, y los televisores a nivel nacional iluminarán los corazones de todos los peruanos. Estamos seguros de que no faltarán nuestros goles, con su respuesta de desbordante alegría, esa alegría que nunca debe abandonar a los peruanos, no obstante los problemas de coyuntura electoral que estamos atravesando, provocados por algunos grupos exaltados.

Esa misma alegría y tranquilidad es la que necesitamos para vencer cualquier intento de desestabilización de nuestro Estado. ¿Por qué es tan difícil que el Perú pueda unirse en una sola fuerza, en un solo abrazo, en una sola sonrisa, por qué debe aceptar que se polarice el entendimiento, de tal forma, que un 40 por ciento del electorado, tiene que salir enfurecido a las calles reclamando fin a una dictadura inexistente y exigiendo libertad de expresión en un país donde reina el libertinaje periodístico?

La respuesta está en la actitud de un desesperado Alejandro Toledo que, al verse perdido para una segunda vuelta, por la disminución de sus adherencias electorales, se retira y pide postergación hasta el 18 de junio. Pues bien, ésa es su decisión personal y en todo caso de su dirigencia, y como tal no puede llevar a una suerte de desborde popular a todos sus seguidores, soliviantando a las masas populares y sobre todo incitándoles a que no voten el domingo 28. Y en el colmo de esta actitud, se compromete a anular las respectivas multas una vez que llegue a Palacio de Gobierno. ¡Que tal ofrecimiento! El señor Toledo seguramente se comprometió a esto con el fin de dar alguna justificación a su actitud. Creemos que esa no es la forma correcta de actuar, pues eso significa irresponsabilidad para con sus adherentes. El no va participar, pero sigue en campaña, tratando de reeditar lo que pasó el domingo 9 de abril en la Plaza Mayor, pero esta vez en todo el país.

Los primeros síntomas ya se dieron en Huánuco y Chimbote. Pero el ejemplo más caótico se dio en Arequipa, cuando grupos de vándalos trataron de impedir que ingrese la comitiva del candidato presidente Alberto Fujimori a la Plaza de Armas. Incluso, en medio de la manifestación, se registraron conatos de violencia provocados por grupos de Perú Posible y apoyados por la prensa "ayayera" de la oposición. Debemos entender que la contienda política es precisamente eso, una contienda, un acto de competencia en el que, en este caso, dos fuerzas electorales ponen en juego sus mejores armas de presentanción en lo que significa el debate de planes de gobierno, de propuestas específicas a problemas específicos. Pues si fuese una lucha greco-romana, o un enfrentamiento boxístico o de Kung-Fu, entonces desde un principio los candidatos presidenciales se hubiesen lanzado a la lona para luchar cuerpo a cuerpo o simplemente dirigido a la calle en una mechadera de padre y señor mío a combo y patada.

¡Pues no y mil veces no!, no se trata de eso. En este caso, pongamos como ejemplo el fútbol, cuyos protagonistas se sacan el alma en la cancha, y al término del partido se estrechan las manos e intercambian camisetas, gane quien gane. ¿Es que acaso no se puede tener este grado de madurez en nuestra política local? No se puede ir a las urnas a competir con el verbo y las buenas formas de conducta, en una competencia leal, aceptando los resultados supervisados por observadores y personeros de los movimientos políticos en disputa?

El Perú es una nación pacifista, que recién se está desempolvando de los embates del terrorismo que sumió al país en un desastre total. Las heridas recién se están cerrando muy lentamente. El señor Toledo tiene en sus manos la posibilidad de devolver esa alegría a sus seguidores. Si el fútbol puede hermanarnos y contagiarnos la alegría del triunfo, la política también puede hacerlo. ¡Sí podemos hacerlo, carajo! (que conste que esa frase es nuestra). Todo depende del desprendimiento social de todos los peruanos y, en este punto, tiene vital trascendencia que el señor Toledo enmiende rumbos. Si considera que no están dadas las condiciones para su postulación presidencial, entonces que demuestre su emoción social y espere su oportunidad para el 2005. El Perú no se merece ningún atisbo de violencia. Necesitamos la alegría para nuestro pueblo. Todo depende de nosotros, en fútbol y en política.







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