del brazo con la verdad    Revista Gente

Tú estás aquí (You are here): Portada(Colaboradores) > Memoria del Aire

                         Edición 1327
Colaboradores
Memoria del Aire
Poeta E. Rada


Víctima de la censura acababa, precisamente, de publicar, en forma exitosa, una docena de libros de poesía. ¡Una docena! En un país de eunucos y eunocoides literarios, el poeta Eduardo Rada, incansablemente, uno a uno, durante doce meses, acumuló su avalancha de libros que son Preludio: I Poetas en la sociedad de masas. Obertura: II Poesía masiva. Primer Acto: III Eco Poesía 2000. IV Por amor al arte. V Musa. Intermedio: VI Fantasía de amor. VII Poesía en el aire (que es el nombre del programa radial que, durante ocho exitosos (e insólitos) años condujo por la Radio Sol y Armonía y el que acaba de ser censurado: de eso hablaremos lueguito). VIII Poetas por la paz. Segundo Acto IX Cultura posmoderna. X Caminos del Inca. VI Mediática y Epílogo: XII Poesía virtual.

Rada presentó este conjunto único en la lírica peruana, ante un fervoroso público que hizo pequeño el cómodo auditorio miraflorino del Centro Cultural "Ricardo Palma", de la avenida Larco, el pasado 24 de abril.

Mientras tanto, el 12 de mayo fue el último viernes en el que se irradió su programa Poesía en al aire, el único en los medios peruanos, y que, como lo repetimos, durante ocho años, interrumpidamente, había permitido que miles y miles de peruanos accedan a lo que otrora fuera un mundo hierático y exclusivo y exclusivista: el de la poesía.

El delito de Eduardo (que me pongan en la lista que estoy de acuerdo con él) fue haber reproducido, en su querido programa de los viernes, al mediodía, algunas palabras de la presentación que efectuara, en la Universidad de Lima, el autor de La fiesta del chivo (con el que, dicho sea de paso, discrepo respecto a su anticubanismo cerril). Y, asimismo, haberle dado la palabra, en directo, al inquieto poeta joven Leo Zelada, quien estaba organizando un recital contracultural, que contaría con la participación de Alvaro Vargas Llosa y Chantal Toledo.

¿Por quó esta reacción tan desproporcionada en el directorio de la que blasona como la primera radio cultural del Perú? Se habría acusado, al pulquérrimo Eduardo Rada, de estar "haciendo política". Argumento absolutamente inane y no sé cómo generado en la mente de los que parecían inteligentes (hablo de los ejecutivos del Sol y Armonía).

A los que amamos a la radio, nos ha dolido el doble, el triple. Porque nos imaginamos negras escenas como las de Richard Wagner o Ludwig Van Beethoven, tocando su música maravillosa mientras los campos de concentración emasculaban mentes y cuerpos, asesinaban a millones de hombres. Es decir, que, con el pretexto de la inmortal música de los grandes maestros (y bajo su deetereo paraguas), se empolle el huevo de la serpiente del fascismo, negador de la cultura, censurador por antonomasia, enemigo jurado de la libertad, la paz y la sana convivencia de las ideas, por más contrarias que éstas sean de las nuestras (si es que tenemos, por supuesto, ideas, y no espurios intereses, que es lo que nos parece en este caso).

Rada no es un poeta de torre de marfil. Su obra, desde siempre, ha estado ligada a las más nobles causas por las que vive y muere la nueva humanidad. Más de una vez lo he llamado, cariñosamente, una suerte de Quijote de la poesía. Y algunos podrán envidiar su dinamismo y su fe impertérrita en la humanidad estática, pero jamás podríamos pensar en él asociado a una idea subalterna, a una causa pedeste, chabacana o ventral.

Su misma teoría de la poesía masiva, puede ser objeto de controversia, pero jamás, en este hombre limpio, podrá hallarse algo que desmerezca el honor que tenemos (algunos) de estar, sin claudicaciones, al lado de los que vivirán en el siglo XXI.

Eduardo Rada es, pues, un paradigma de lo que puede ser la intolerancia travestida con el cacareado tema del apoliticismo cultural,que ya sabemos qué esconde, qué pretende y bajo qué ritmo se mueve (que no será nunca el de Arcángelo Corelli ni el del divino Wolfgang Amadeus, sino más bien, como todo, por desgracia, parece indicarlo, el de la tecnocumbia del ya saben quién...).

En fin, no nos queda sino decir lo que dijera tantas veces nuestro cholo inmoral (no Toledo, por si acaso, sino el otro, el ecuménico de Poemas Humanos):
"¡Allá ellos! ¡Allá ellos!".

    Más sobre el autor de la nota






Artículos


   El Quinto Pie del Gato

   Alessandra y su Horóscopo

   Cineman

   Gente de Hollywood

   Arts. de Fondo

   Portada

   Ediciones Anteriores



       



       




Arts. defondo | Colaboradores | Concursos | Novedades | Contáctanos | Email | Anteriores


    Revista GENTE. Derechos Reservados www.genteperu.com                       Página mantenida por MAdSWAN Web