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Artículos de Fondo
Les Miserables
El drama de un presidente frustrado
y sus secuelas genéticas
Ser novelista es hermoso. Uno puede crear mundos mentales, ilusiones y no ser responsable de los resultados de sus inventos. El problema surge cuando la sensibilidad natural del escritor lo enajena y no le permite discernir entre la ficción y la realidad. Aunque el escribidor y sus defensores digan lo contrario, la vergüenza de haber perdido las elecciones de 1990 y millones de dólares por culpa de un "japonesito desconocido", es la mueca que hemos visto en la televisión desde que llegó Mario Vargas Llosa al Perú. Hace tres años que no viene y ahora regresa a juzgar a nuestro pueblo y a nuestro gobierno. Y, por supuesto, él y su pichón, Alvarito, son los dueños de la verdad...desde hace diez años.
"La cosa es que el chino se vaya a la mierda"
El sábado 6 de mayo en la noche se reunió un grupo selecto para dar la bienvenida a Mario Vargas Llosa. En una casa de Casuarinas, unas 50 personas se reencontraron con el escribidor. Todos eran esos "pitucos" que Toledo ataca en sus mítines. Una pareja de esposos asistentes a la reunión intercambia puntos de vista de regreso a su casa. Ella, a pesar de ser consuegra de Vargas Llosa, simpatiza secretamente con Fujimori. Su esposo no, él es opositor. "Mira", dice él, "Mario ha confirmado que viene a apoyar a Toledo. El comentario general en la reunión ha sido que la cosa es que el chino se vaya a la mierda, no importa quién entre". Su esposa dice: "La del negocio ahí es Eliane Karp. Ella se quiere llevar sus diez o doce millones de dólares e irse del país. Eso lo saben todos ahí". Eso es lo que hablaron en esa reunión, y Vargas Llosa estaba ahí, o sea que él lo sabe. Y lo apoya.
Insultar a los periodistas es la voz
El domingo 7, Vargas Llosa se presenta en Panorama, uno de los programas más sintonizados de la televisión peruana. Ante un par de millones de televidentes, dice: "A los periodistas se los convierte en testaferros, en monigotes, en cadenas de transmisión, lo quieran o no lo quieran". Lo dice en la cara de una periodista con la que yo me llevo bien, pero a la que le faltó perderle el miedo a Vargas y su prédica. Mónica hizo poco esfuerzo, casi nada, y al final cedió con una risa temerosa, nerviosa. Suavecita, más que la suavidad. Cuando hablaron de literatura, en el primer bloque, ella lo tuteaba, lo miraba a los ojos, se apoyaba sobre la mesa, era la conductora. Cuando Vargas insultó a los periodistas y luego dijo que los que nos habíamos dado cuenta de que él estaba picón, éramos "escribidores a sueldo de la dictadura", ella lo trataba de usted, rehuía su mirada y se frotaba las manos. Mal. Si muchos hubiéramos sido ella, hubiéramos repreguntado: "Señor Vargas Llosa, usted habla de la dictadura, sin embargo tiene la concha de hablar lo que quiera del gobierno y de la prensa que su candidato llama "ayayera" sin que nadie le haga el pare. Es cierto lo que usted dice, aquí no existe libertad de prensa, acá hay libertinaje. Usted puede insultar a un funcionario del gobierno llamándolo "criminal, torturador y ladrón" sin que siquiera venga uno de sus hijos y, con todo derecho, lo agarre a patadas como haría un hijo a cuyo padre acusan sin pruebas en la mano. Usted, Vargas, tan viajado, no le cuenta a los peruanos cómo en otros países recontra democráticos, decir lo que usted dijo, le significaría un buen juicio y una buena pérdida. Pero esta dictadura es tan malvada que lo deja hablar lo que quiera. Será porque, como usted nos ha llamado, somos "una republiqueta latinoamericana", motivo por el cual no viene hace tiempo, sin embargo conoce la realidad del país mejor que los que la sufrimos, bien machos, en estas tierras. Tan poco conoce este país que a usted le producen "una inmensa repugnancia los que utilizan su habilidad, su inteligencia en el campo político para mantenerse en el poder, cueste lo que cueste, sin moral, sin principios, sin consecuencia" y, sin embargo, apoya abiertamente a Carlos Ferrero, quien encaja en esta descripción con la que adornó nuestras pantallas esa noche de Panorama sombrío.
Usted no usa su fama para defender libertades, sino para exhibir libertinajes. Si despotricara de España el 20% de lo que dice sobre el Perú, ¿cuál sería el resultado? Eso no nos quiere contar ¿no?
En la cara
Los televidentes que no somos asalariados del gobierno ni de Baruch Ivcher nos dimos cuenta de su mueca de picón. Su piconería es irresponsable, es maricona, tira la piedra y luego cobra. Me hace daño a mí, a mi país, en el que yo s’ vivo y trabajo, le hace daño a los hijos que aún no tengo y a mis antepasados que creyeron en un futuro mejor. Usted, excelente novelista, miente, tergiversa, engaña, maltrata y encima recibe aplausos. ¿Por qué no se dedica a crear ficciones usando personajes inventados? No me meta en su frustración, no me haga partícipe de sus traumas. Y si quiere salir en la televisión a decirme monigote, testaferro y cadena de transmisión, primero lea todo lo que he escrito en contra del gobierno y después sea machito y dígamelo en mi cara.
Alvarito, el rey del espanto
Por su parte, Alvarito secunda, como buen hijo, los comentarios desatinados de papá. Es autor de libros en los que presenta como reportaje a la novela, con datos no confirmados, difamatorios en algunos casos. Es tan sabio que, entre otras sandeces, dijo en Radio Miraflores el lunes 8 de mayo que Eliane Karp había dado un discurso muy emotivo en Andahuaylas y que los canales de señal abierta deberían transmitirlo para que todo el Perú lo escuche. El problema es que el discurso era en quechua. Yo no sabía que Alvarito sabía quechua y que había estado tanto tiempo fuera del país que creía que los televidentes promedio de este país sabíamos quechua. También denunciaba que los habitantes de esa localidad se levantaban contra el gobierno por la caída en el precio de la papa, exactamente al mismo tiempo en que el Ministro de Agricultura estaba solucionando el problema en medio de banderitas del Perú y ¡vivas! al gobierno. ¡Qué roche para Alvarito! Buena nueva: él, gracias Señor de los Milagros, se quedará "entre nosotros" hasta el 28 de julio, cuidándonos de la dictadura. Gracias Alvarito. Eso me dará tiempo para revisar archivos y encontrar algunos escritos interesantes para la opinión pública.
Por ejemplo, ¿a que no saben lo que Alvarito escribió el 7 de febrero de 1995 en El Nuevo Herald de Miami, diario del que fue Director de Opiniones? Aquí van un par de párrafos de su artículo "La guerra del Cóndor", en pleno conflicto con el Ecuador: "¿Quién es el agresor en esta guerra? A estas alturas no hay la menor duda de que quien ataca es el Perú y quien se defiende es el Ecuador. (...) Un par de incidentes -la incursión en uno de estos puestos de vigilancia ecuatorianos por parte de una patrulla militar peruana y, pocos días después, la de un helicóptero peruano- fueron el detonante. (...) Hay dos razones fundamentales por las cuales se va a la guerra: por apetito imperialista o por dificultades domésticas. El caso del gobierno peruano es el segundo. (...) Está demostrado hasta la saciedad que todos los regímenes autoritarios son un peligro para la paz y que, tarde o temprano, provocan guerras (contra sus compatriotas o los vecinos)". Alvarito escribió esto hace cinco años y ahora, cuando la paz ha sido firmada definitivamente con el Ecuador, destruyendo su "demostración histórica" tendrá que salir a pedir disculpas al Perú por haber hablado pestes en contra de nuestro país en pleno conflicto con el Ecuador. Patriotismo a lo Vargas Llosa. Bueno. El Perú ya los veía venir en el 90 y los expectoró. Pero, todos vuelven...cuando otros se olvidan.
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