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¿Qué pasa con Toledo? |
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Reaccione y piense en el Perú |
En nuestra edición N° 1315 del 01 de marzo último, publicamos en nuestra carátula imágenes inéditas de Alejandro Toledo con su esposa Eliane Karp, cuando su candidatura aún no vislumbraba una real presencia en el espectro político nacional. Cierto era que estaba subiendo muy lentamente en las encuestas. Luego de esa edición extraordinaria tan al estilo GENTE, que dio tanto que hablar, continuamos siguiendo al candidato de Perú Posible. Grande fue la sorpresa al comprobar que sus dígitos porcentuales subían como la espuma, sobre todo cuando dimos cuenta de que a su lado empezaría a tener presencia una carismática Eliane, quien se constituyó en su principal asesora de imagen, pues su sola figura empezaba a cautivar a hombres y mujeres. Hoy se dice que son socios en ésta lucha por llegar a la presidencia.
Por su parte Toledo, el cholo, también fue endureciendo sus gestos y sus palabras, pues en su perorata de plazas públicas, su lenguaje cambió de pronto, y antes de hablarnos de planes de gobierno, dio cuenta de una suerte de rebeldía estereotipada que buscaba la convocatoria de las masas populares y en especial de los jóvenes. Nuestra edición, eso no lo pueden negar tirios ni troyanos le sirvió en bandeja de plata el incremento de un importante y crucial diez por ciento en las adherencias electorales. De pronto, la exacerbada masa de electores que lo recibían a cuerpo de rey en todas partes, también empezó a cambiar su ritmo y el tono de su lenguaje pues comenzaron a lanzar arengas con : "¡El cholo al sillón! ¡el chino al Japón!". Eso fue en Pucallpa en entrevista concedida a GENTE, se le preguntó "algunos que lo conocen de antes dicen: cómo ha cambiado el cholo". La respuesta fue muy peculiar: "No sé a qué se refieren. Si es por mi subida en las encuestas, les digo que yo no me emborracho con el poder" ¿Qué les parece?, Bueno ese es un tema que tocaremos más adelante.
Pues bien, el cambio era evidente, en medio del calor popular que no le fue mezquino en sus giras a Puno, Cusco, Tacna y Piura entre otros. Hasta allí todo bien, todo aceptable en los l’mites de lo permisible, no obstante sus reclamos insistentes en el sentido de que si ganaba Fujimori en primera vuelta, era fraude y que él es quien ganar’a en primera vuelta si la elección era limpia. Sin lugar a dudas, la mostaza se le empezó a subir cada vez más a la cabeza. Esos reclamos no fueron óbice para que usted, Alejandro, celebrara a todo dar su onomástico en una conocida peña turística, con su micrófono en una mano y en la otra un vaso de vodka con agua tónica y una rebanada de naranja. Eso no lo puede negar don Alejandro pues usted se embriagó a vista y paciencia de miles de peruanos que lo observaban por la televisión y nosotros estábamos allí presentes. ¿No decía que no se emborrachaba con el poder? ¿No cree usted señor Toledo que la imagen que exhibía era digna de lástima, sobretodo por su increíble fetichismo a rendir culto a figuras de cera con la banda presidencial en medio de un Palacio de Gobierno como torta?. ¿O de repente estaba ensayando cómo iba ser repartida la torta estatal? Por favor no niegue que se le fue la mano en esa ocasión y lo peor fue que algunos periodistas, no todos por supuesto, se adhirieron a esa fiesta de la alegría y compartieron con usted sus buenos tragos olvidando el estamento que representaban. O puede ser que quizá querían ganarse alguito ¿no?
Pues bien, culminadas las celebraciones en su honor, llegó el nueve de abril, con los bochornosos actos protagonizados por usted, tras conocer que Transparencia le daba mayor porcentaje a Fujimori en primera vuelta, por supuesto dando la partida de nacimiento para la segunda. Por la noche usted formó una alianza con los partidos tradicionales que durante más de medio siglo disfrutaron del poder y causaron el más grande descalabro económico jamás registrado en el historia del Perú. Fue durante una reunión en en el lujoso y exclusivo hotel Sheraton de cinco estrellas, hasta donde llegaron los candidatos perdedores como el alcalde Alberto Andrade, Luis Castañeda Lossio, Abel Salinas, Máximo San Román y Víctor Andrés García Belaúnde, para expresarle a usted su apoyo total.
Lo cierto es que usted. don Alejandro, cambió su personalidad en un santiamén y ya con "vincha" era otro Toledo. El hecho sirvió de pretexto a Toledo y sus compañeros del Pacto de Gobernabilidad, para azuzar a sus partidiarios que acudieron hasta los alrededores del Sheraton, y considerarse erróneamente el único ganador cuando la entidad autorizada, es decir la ONPE, no había vertido aún una información oficial.
Usted señor Toledo, hablando inglés, recalcó ante los corresponsales extranjeros que encabezaría el desborde popular por los resultados adversos, versión descabellada señor Toledo, que repitió durante toda su campaña, pero no dijo que sus nuevos socios políticos, huérfanos de apoyo popular, son representantes de los partidos que gobernaron el país envueltos en escandalosas corruptelas y actos de desestabilización social durante varios años.
¿Quién no sabe que durante el gobierno de Acción Popular y su ex presidente Fernando Belaúnde Terry, tío del señor Víctor Andrés García Belaúnde, no se dio importancia al surgimiento del terrorismo y también se dejó de honrar la deuda externa? ¿Quién no recuerda que durante el gobierno de Alan García Pérez vivimos una hiperinflación que superó el ocho mil por ciento y Abel Salinas fue uno de sus ministros de Estado? O el caso de Máximo San Román, quien llegó a la política gracias al movimiento que llevó a Fujimori a la presidencia de la República y después abjuró de "Cambio 90", colocándose en esta última edición, la camiseta de Unión por el Perú del ex embajador Javier Pérez de Cuéllar, a quien Fujimori también venció en 1995 en elecciones limpias. O la relación de Luis Castañeda Lossio en la bancarrota de la Caja del Pescador y la presencia de izquierdistas recalcitrantes como Daniel Estrada en las filas de Somos Perú que lidera Andrade, un ex militante del Partido Popular Cristiano. ¡Qué tal Pandemonium!
Pues bien, luego de conocerse las nuevas cifras a partir de las siete de la noche de ese domingo, usted y los "mini" candidatos de la oposición que lograron una votación paupérrima, ensombrecieron el panorama de tranquilidad y seguridad que habían vivido catorce millones de electores peruanos. A medida que avanzaba el conteo, Fujimori empezaba a tomar distancia de usted y a ubicarse a solo 1.8 por ciento de la barrera de los 50 puntos, el límite anhelado de todos los candidatos para alcanzar la máxima magistratura de la República. En esta opotunidad nadie superó el 50 por ciento más un voto y por ello, de acuerdo a la ley que rige al país, se decidió por una segunda vuelta. Señor Toledo todas las encuestadoras le dieron el triunfo a Fujimori. Datum, Apoyo, y hasta Transparencia, su "pata" Roncagliolo, tuvieron similares resultados a favor de Fujimori. Pero a usted señor Alejandro, le interesó un pepino estos resultados, porque instó a la masa a marchar a Palacio de Gobierno sin medir consecuencia alguna. Señor Toledo, no nos va a decir que fue una marcha pacífica, porque no lo fue. Allí están los testimonios de los periodistas de Panamericana Televisión y Televisión Nacional. A los primeros le destruyeron su unidad móvil de transmisión y los del canal estatal los agarraron a patadas en presencia del señor Castañeda, quien "valientemente" no atinó a decir ni a hacer nada. Felizmente, Jorge del Castillo reaccionó y cubrió con su cuerpo a uno de los reporteros y lo hizo entrar al Sheraton. ¿Esto es una marcha pacífica señor Toledo? Usted llegó en hombros cual príncipe greco romano para dirigir a sus huestes para el ataque final, frente a una turba enardecida, enervada, que sólo quería ver muerto a Fujimori ¿Se acuerdan los gritos que repetían?
Lo provocado por usted señor, con mucho respeto, fue un intento de desestabilizar al país, en una muestra de su oculta personalidad, cuando las instituciones correspondientes no se habían pronunciado. Además, don Alejandro, usted aún no ha dicho cuáles fueron las reales circunstancias cuando se reunió con Andrade y Castañeda en el Sheraton en medio de botellas de licor en plena ley seca. Pero eso no quedó allí don Alejandro, pues al día siguiente una vez más usted salió a los balcones del Sheraton , para amenazar a la ciudadanía en el sentido de que no debían provocarle, pues de lo contrario, usted por teléfono daría la orden a ocho ciudades del interior para que se lancen a las calles, en un satánico culto al desborde popular ¿Pacífico?
Es que señor Toledo, ¿cómo explicarle que la gran mayoría de peruanos no queremos sus ideas violentistas, ni recogemos sus anuncios sin fundamento. Usted perdió en la primera vuelta por más de un millón cien mil votos y, por lo tanto, no tiene la injerencia para irrogarse representa-tividades que no le corresponden. Usted, señor Toledo, es un candidato de lujo, extraído de lo más profundo de nuestra realidad social, que supo ganarse un porvenir que usted mismo construyó. Entonces, no entendemos por qué debe comportarse de esa manera en circunstancias que el Perú ya no quiere violencia de ningún tipo. La realidad es clara y contundente, si no, demos una mirada a la última encuesta de Apoyo S.A. que señala que un 64 por ciento de la población de Lima desaprueba el llamado que hizo Toledo para marchar hacia la Plaza Mayor. Esa es la realidad señor Toledo, una realidad que usted no necesita maquillar, pues usted es un profesional inteligente y capacitado para todo tipo de retos, pero no debe dejarse engañar por los ayayeros de turno que pregonan a los cuatro vientos que usted ya es el presidente de la República. Señor Toledo no se haga daño, hay un sector de sus adherentes que llega al 40% que confían en Ud, como alternativa, pero en paz, como pregonaba al principio. Sea más franco con sus verdaderos valores y principios, y háblenos de sus programas de gobierno, sin amenazas de intentar renunciar a la segunda vuelta si no le conceden ciertas condiciones como la intervención de la Iglesia, entre otros aspectos. Don Alejandro, las elecciones, esta vez presidenciales, constituyen el sano ejercicio democrático de nuestra opción particular que se deriva en una fiesta democrática, como debe ser.
En ese sentido GENTE, desde su posición principista y democrática hace votos para que en esta segunda vuelta electoral se den tres situaciones básicas. La primera referida directamente a cada elector, con el fin de que cuiden su voto y lo protejan contra viento y marea, porque ésa es su mejor expresión del libre ejercicio de nuestra particular determinación. Asimismo, en segundo lugar, recomendar a los dos candidatos presidenciales en carrera que dispongan la presencia de personeros en cada mesa, con el fin de que puedan supervisar al milímetro cada voto emitido, de esa manera nadie podrá decir que hubo fraude pues todos sabrán cuantos votos fueron escrutados.
Y en tercer lugar, hacer un llamado al entendimiento para aceptar al candidato que resulte favorecido con la adherencia popular. Los votos mandan y el que ganó, pues sencillamente ganó y como tal se debe aceptar, al margen de quién resulte vencedor. Esa es la realidad de la democracia que debe volver por sus propios cauces, de lo contrario volveremos a movernos en el mismo círculo vicioso del cual debemos salir definitivamente. El pueblo peruano quiere gozar con esta joven democracia y por eso debemos darnos esa oportunidad, no la perdamos, tenemos derecho a esa opción. Pero con plena transparencia y pensando en el Perú ¡Ojalá!
Al cierre... Cumplimos con informar a nuestros amables lectores que la presente edición se cerró a las 6:30 a.m. del día Martes 25 de abril. Cuando el candidato presidencial por Perú Posible Alejandro Toledo Manrique, no había definido aún su participación su participación en la segunda vuelta electoral.
Muchas Gracias
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