El reloj marcaba las nueve de la noche, era un domingo como ninguno. Afuera, en el frontis del exclusivo hotel Sheraton los gritos de ¡Fraude!, ¡prensa vendida! ¡Chino caficho! y ¡Laura puta! llegaban hasta el hall del mezannine, donde estaban ubicados los periodistas de medios nacionales e internacionales.
"Marchemos a Palacio"
esas alturas de la noche, los protestantes bordeaban los quince mil. Mientras tanto, en el interior del hotel, en una habitación del piso 19, una reunión de estricto hermetismo se llevaba a cabo entre Alejandro Toledo y los candidatos perdedores. GENTE tuvo acceso a esa reunión secreta y pudo registrar algunas imágenes.
En el interior de la habitación, más de quince hombres vestidos de terno, servían de seguridad del candidato. Los últimos ajustes para dar el balconazo final, antes de la diez y treinta de la noche, estaba por concretarse, y como quien espera que pase la hora, Toledo y sus acompañantes Luis Castañeda (1,79%), Alberto Andrade (2,97%) y Beatriz Merino se "echaron" sin temor ni complejos sus wiskachos ¿sería para ganar valor o para entrar en calor? Lo cierto es que la preocupación era evidente, el clima de tensión reinaba por doquier. Luego de conocerse los resultados de Transparencia, que para sorpresa del "rambo cholo" ( así bautizó la prensa local a Toledo por la vincha roja que se ató a la cabeza) dieron por ganador a Fujimori, el candidato, terminó en un abrir y cerrar de ojos junto a su esposa y demás candidatos colocados en el balcón. Abajo, los miles de simpatizantes coreaban su nombre y le suplicaban ir a la Casa de Pizarro. Máximo San Román (0,33%) terminó dándole el impulso final. Embriagado de valor, gritaron al viento ¡marchemos a Palacio! ¡pero vamos en forma pacífica! Las palabras del candidato, según algunos analistas, estaban cargadas de furia y revanchismo. "Al cholo se le salió el indio", decían algunos. Al parecer su espíritu indomable y corajudo, lo llevó a tomar la imprudente decisión de incitar al pueblo a marchar a la casa del mandatario, teniendo en cuenta que en el lugar se encontraban cientos de simpatizantes de Perú 2000. La actitud violenta de algunos manifestantes sembraron serias dudas respecto a lo que sucedería frente a las rejas de Palacio. Las arengas e insultos contra el régimen no cesaban. Jóvenes, mujeres y ancianos estaban unidos en una sola voz ¡unidad! ¡unidad! La respuesta fue: gases lacrimógenos. Así, con los ojos llorosos, la turba recibió en hombros a Alejandro Toledo.

Lamentable saldo...
Cuando ya la euforia marcaba cien y luego del desafío de Toledo a los canales de televisión dos, cuatro, cinco, siete, diez y trece, los ánimos enardecidos llegaron al desborde total. Decenas de manifestantes se avalanzaron contra la unidad movil de Panamericana Televisión, que se encontraba estacionada en el frontis del hotel, rompieron la luna e inmediatemente golpearon sin piedad al joven asistente de cámara, quien terminó con el tobillo lesionado y algunos cortes en la pierna, fue auxiliado por sus compañeros e inmediatamente conducido al tópico del hotel. GENTE fue testigo de ese hecho y de otros lamentables incidentes. Otro herido fue el camarógrafo de canal siete, César Torero, quien junto al reportero Joseph Merino, recogía las declaraciones de Luis Castañeda. En ese preciso momento, una enfurecida turba los señaló ¡son del canal siete! ¡son ellos! Merino corrió pero Torero fue alcanzado por los desenfrenados manifestantes quienes le propinaron uno y otro golpe en la cara, en el estómago y en la cabeza, ante la despreocupada mirada de Castañeda. Para sorpresa de propios y extraños, amansando su bufalería, Jorge del Castillo se animó a abrazar a César Torero e impidió que éste siga siendo maltratado. A un colega de la prensa española le robaron la camara filmadora.
GENTE repudia todo tipo de hechos vandálicos que desdicen de la fraternal convivencia de los peruanos y más aún del libre ejercicio de la profesión. Esperamos que no se vuelva a repetir.