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Memoria del aire 
       
Edición 1319
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                          Memoria del Aire 

José Luis Ayala                          


Poesía en lengua aimara, la inmensa, entrañable humanidad del cholo (en el afable sentido con que así lo llamamos a César Vallejo) José Luis Ayala se yergue como la de un solitario cultor de poesía en su lengua vernácula, el aimara.

Nacido en Huancané, Puno, en 1942, su obra se desarrolla, sin prisa pero sin pausa, siempre entre lo poético y lo ensayístico, con el fin no sólo de reivindicar su entraña telúrica, sino para rescatar, de las ominosas sombras del olvido, a autores inabarcables como Carlos Oquendo de Amat, al que le dedicara la más completa biografía que nos devuelve al, integérrimo, al autor de 5 metros de poemas.

Entre sus poemarios más relevantes se hallan Celebración del universo, Canto sideral, Graemas y lupigramas, Sinfonía al Señor de Sipán y Poesía cotidiana/El poeta en Tlatelolco.

Aparte del ya mencionado, en prosa José Luis ha escrito la Autobiografía de Mariano Larico Yujra, y El cholo Vallejo.

Y, para cerrar el milenio (que es una forma de abrirlo) a fines del año pasado lanzó su Wari nayra, Ojo de vicuña, muy bello libro, no sólo por el contenido literario (en el que es maestro nuestro autor), sino porque ha logrado que, en sus páginas, junto con los versos, se conjuguen una serie de ilustraciones de Gerardo Chávez, uno de los grandes del pincel en nuestro mundo.

Wari nayra, caso sui generis en el Perú, es un libro escrito originalmente en aimara, y luego traducido al español, con lo que, por encima de globalizaciones más o menos espurias, desde la entraña del ande, se levantan voces que reivindican la belleza y la originalidad de culturas que fueron milenariamente grandesÉ y que lo siguen siendo. Lo único que hay que hacer, como lo hace José Luis Ayala, es internarse en sus meandros y rescatar la belleza y la trágica dulzura de sus mensajes.

Preguntado sobre su poemario, el notable poeta altiplánico respondió:

"Este libro lo he escrito con infinita pasión. Soy un poeta latinoamericano que no ha renunciado a su histórica y ancestral identidad. Es sobre todo el testimonio de un escritor que habla en aimara en nombre de miles de seres humanos, en un mundo en que los Papas de la modernidad han anunciado oficialmente la extinción de originarias culturas de los Estados-naciones con economías inviables.
"Habrá lectores que se pregunten ¿para qué escribir en idiomas de minorías étnicas? ¿Acaso no están condenadas a desaparecer? En fin, no faltan quienes aseveran que en cincuenta años no se hablarán muchas lenguas que no han conquistado un lugar en el ciberespacio. Pero eso no es verdad", concluye el poeta que, por cierto no es éste el primer libro bilingüe que publica, pues ya, en 1980, lanzó Jaqe aru, mientras que en 1984, vio la luz su Pacha mama, ambos aimara-españoles.

El volumen fue encargado a la editorial Horizonte, del querido Humberto Damonte, quien ha tenido cuidado de publicar un libro en el que se conjuguen la belleza con la funcionalidad.

Las ilustraciones del trujillano Gerardo Chávez son un poema aparte en el volumen: se trata de creación en sí.

Ojalá hubiera más libros en los que se pueda apreciar el trabajo conjunto de nuestros bardos y nuestros plásticos.

Hermosa forma de cerrar un siglo para abrir otro, con la Uma kármi: Madre lago/generadora de vida/origen del ser/arco iris líquido/madre vital del universo.
"Derrama en la superficie tu dulce cuerpo/fecunda nuestros sembríos y corazones".

En un mundo cada vez más ahíto de despersonalización, la voz de Ayala nos reacomoda en lo nuestro, en lo entrañable, en lo original. ¡Saludémosla!


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