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Editorial |
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Hablemos claro (IV)
Nunca pensé al iniciar estos editoriales de aniversario que escribiría muchas de las cosas que tuve que comentar porque se fueron presentando en el camino y tampoco me imaginé que sacarían tantas chispas. Por un lado, muchos se han sentido afectados y por otro lado he recibido tantas felicitaciones que espero sean de corazón, o sea, realmente sinceras.
Mi intención inicial era poder ir contándoles cosas que me han ido sucediendo a mí y a GENTE en estos 42 años de vida periodística y decirles, sobre todo a los más jóvenes, que hay cosas que aparentemente no cambian en este querido y sufrido Perú a pesar de que los años pasan y ya estamos en el año 2000. Me pregunto si es que en el Perú ya habremos llegado al nuevo milenio o de repente nos hemos quedado estancados en el túnel del tiempo. Trataré de hacer un pequeño resumen antes de entrar a los temas de actualidad. La envidia y la hipocresía y el oportunismo siguen igual que siempre. Hay que ser muy cínicos, como lo son los que juegan con la mala memoria de los peruanos, en especial de los jóvenes. Cuando se quiere ir contra la corriente creen que uno está loco, o no le creen o le ponen una cantidad de piedras en el camino que uno se cae y se saca la mierda, queda mal herido o le cierran todos los caños para ahogarlo a uno por sed o desesperación. Ya vienen las elecciones generales y todos, muy democráticamente, se dedican a echar basura a los demás y si resulta que todo indica que se va a perder se ponen a gritar "fraude". ¿Es que nadie puede perder dignamente? El ejemplo del "picón" y ahora "chapetón" Mario Vargas Llosa ya es algo de antología. A todos los gobiernos se les acusa de dominar a un corrupto Poder Judicial, pero lo irónico es que los que patalean son los que pierden y varios de ellos son sujetos que no tienen ninguna autoridad moral y que, con el Poder Judicial estricto que exigen ellos debían estar hace muchas lunas en la cárcel. Tampoco entendemos qué clase de control y dominio total tan raro es ése en que el gobierno pierde varios juicios. La verdad que no entiendo, ¿y tú? Por otro lado, cuando un gobierno gana democráticamente una mayoría en el Congreso resulta que los de esta mayoría son manipulados o digitados. No entienden que ésa es la democracia y que en ella mandan y asumen control los que el pueblo con razón o metiendo la pata, eligen. ¿Es distinto en USA? ¿Acaso es distinto en Gran Bretaña? ¿O en las ahora muy democráticas España y Chile? ¿Acaso en el gobierno de Belaunde (una vez, la otra no tenía mayoría) sus representantes y sus socios del PPC votaban por la minoría? ¿Es que acaso cuando mi amigo Alan García era el "Rey" y los apristas dominaban el Congreso, votaban por la minoría? Así es el juego y el que entre al juego que acepte las reglas y se deje de mentir, rajar y peor, odiar. Esto último es realmente para llorar y es así como por racismo, por envidia, porque no se puede comprar a alguien que tiene principios y no es un mercachifle, se le odia. Ejemplos hay a montones, desgraciadamente demasiados, en un país tan difícil y peculiar como el nuestro. Yo entiendo que uno tenga sus simpatías y que pueda escoger sus amistades entre quien quiera, en vista que taita Dios nos chanta sin preguntarnos y algunas veces de una manera bien raroide a cada pariente que parece el enemigo. ¿Pero odiar como lo hace nada menos que un cardenal al chino, que además no es chino sino japonés? El odio de Vargas Llosa y su joyita de hijito a pesar de que ya han pasado diez años y así una larga, muy larga, lista de personas que debían crear una nueva secta de quienes odian a nuestro actual Presidente. Lógicamente, él no tiene la exclusiva en este país de tantos odios y repito, tan increíblemente racista. A mí esto me parece realmente raro y no sé si será por la forma cómo me educaron o porque a mí varias veces me da, desde chiquito, hace ya un montón de años, me ha dado por estar contra la corriente, pero creo que fundamentalmente porque no sé envidiar u odiar. No hay vuelta que darle, soy un tipo extraño. Sea como sea, felizmente ya se acercan las elecciones y se termina todo este chongo tan desagradable que entre otras cosas ha terminado de afear a nuestra desordenada capital. ¡Qué vergüenza y falta de educación cívica! Ojalá se empiece a limpiar pronto todo este asco.
Pero mientras nosotros seguimos aquí con nuestros menudos (la verdad que no tan MENUDOS) problemas, el mundo sigue su marcha y hay dos grandes noticiones de nivel mundial: primero, la humildad del Papa al pedir perdón por todas las injusticias cometidas por la Iglesia. En esta edición comentamos esto en la forma sincera de GENTE y que seguramente por otro lado despertará muchas controversias, pero es que el tema es de lo más polémico y va a cambiar muchas cosas en este mundo tan lleno de imperfecciones. Por otro lado, las elecciones de Taiwán con el triunfo del candidato independiente está creando un gran problema con la poderosa China que si no se maneja con sumo cuidado entonces esto puede llevar inclusive a la tercera guerra mundial y esta vez totalmente atómica, donde cualquier cosa podría pasar. Es algo muy grave y debemos estar a la expectativa pues, de llegar a una guerra como ésta, nos afectaría a todos y puede tener consecuencias realmente fatales.
En este penúltimo editorial de aniversario en vista de que el próximo miércoles saldrá el último, quiero agradecerles mucho por todas las felicitaciones que seguimos recibiendo y por la gran acogida a nuestros números extraordinarios coleccionables. Seguiremos rajándonos para darles una revista digna de ustedes y de nuestro querido Perú. ¡Viva el Perú, carajo! También quiero contarles que al salir nuestro número anterior, con la editorial que ustedes ya deben haber leído y en la cual demostramos la objetividad y la sinceridad de nuestras palabras y pensamientos, dijimos varias cosas importantes. Quiero sólo repetir que opiné que se debe investigar lo del millón de firmas aparentemente falsificadas y que se debe investigar no sólo las de ese grupo, sino las de todos los demás y llegar a la verdad de lo que pasa y que si hay culpables se les debe castigar ejemplarmente de acuerdo a ley. Pero hay que iniciar una moralización a fondo y evitar que el Perú siga siendo el para’so de los falsificadores ya que todo se falsifica. En esto hay una especie de ley de la selva. En referencia al lío de El Comercio lamento los problemas familiares de los Miró Quesada por los motivos que ya expliqué en mi editorial pasado. Espero que se actœe también de manera justa. Recordé con especial cariño y admiración a ese prohombre del periodismo que fue en vida Luis Miró Quesada, quien fue abuelo del actual director. Pero el mismo día de la aparición de GENTE, en la editorial de El Comercio, que con todo derecho sustenta su defensa en medio de todo este lío que ha enturbiado aún más el panorama actual, se nos menciona por primera vez en una editorial de ese diario de manera contundente e injusta.
¡Qué tal regalo de 42° Aniversario! Lo que sigo sin entender es por qué tanta "mala leche" con una revista peruana que ejerció su derecho a la libertad de prensa para defenderse con las uñas de un empresario de televisión, Baruch Ivcher. Llamé varias veces durante esos días a Alejo al diario y a su casa y no me quiso contestar la llamada, ¡algo de Ripley! El viernes le mandé una carta y lógicamente me ha castigado con su silencio. Verdaderamente lo lamento pues creo que tenemos la suficiente confianza, de tantos años, como para aclarar malos entendidos que puedan existir de un lado y de otro. Si es que ha recibido acusaciones o intrigas de personas que quieren dividirnos o hacernos enemigos, lo siento mucho. Creo que El Comercio se merece todos los respetos, pero respetos guardan respetos. Ni estamos en campaña contra ellos, ni creo que nada tenga que ver el caso Baruch Ivcher con el de ellos. Ni ellos ni nosotros tenemos coronita. Esperemos que las cosas caigan por su peso y mientras tanto, un mensaje a Alejo, que espero que alguien se lo lea o diga. Yo he tenido y sigo teniendo una especial simpatía por la familia Miró Quesada y espero que todos estos problemas se superen en la mejor forma posible. Sólo quiero decirles que las cosas se demuestran con hechos y que no se pueden olvidar ahora que en esta revista, desde su fundación, han escrito muchos miembros de esa familia. Siempre recordaré con especial orgullo que en el tiempo de la dictadura Velasco-comunista, cuando de forma tan abusiva e injusta les quitaron el diario, pudieron escribir en nuestras páginas simultáneamente tres generaciones, ese genio y señor de señores que en vida fue Oscar Miró Quesada de la Guerra (Racso), su hijo, el brillante y undialmente reconocido filósofo "Paco" Miró Quesada Cantuarias y el hijo, Francisco Miró Quesada Rada, quien hacía sus pinitos en esta tan a veces difícil como incomprendida profesión de periodista. En fin... no sé lo que te pasa o qué sientes en relación a mí. Puedo haber cometido y de hecho sigo cometiendo errores. A ratos, demasiados ratos, soy muy cachaciento, pero creo en la libertad de expresión. Soy miembro de la SIP como tú sabes y aquí me tienes, desconcertado por decir lo menos. Creo que mi carta fue bien clara y ojalá que todo esto se normalice, para bien. Bueno, con este último mensaje tan personal a Alejo Miró Quesada me tengo que despedir por el momento, al menos hasta la próxima semana. Recuerda, miércoles, si es que Dios quiere y ustedes queridos lectores hinchas de GENTE nos hacen el gran honor de invitarnos a sus hogares. Muchas gracias por su apoyo y por seguir recomendándonos y creyendo en nosotros. Les prometo una vez más, que como humanos nos podremos equivocar muchas veces, más de lo que quisiéramos, pero cuando así sea, daremos las explicaciones y pediremos los perdones del caso. Lo que no hacemos es mentirles y por eso seguiremos, hasta cuando podamos, o nos dejen "erre con erre" contra viento y marea del brazo con la verdad.
Enrique Escardó V-G
Director-Fundador |
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