THALIA IBAÑEZ
Descúbrela
Candidata a "La Chica del Año 2000"
"Esta sesión tuvo sus comienzos en una de las galerías del museo Louvre de París, porque recuerdo entre los múltiples cuadros de los más grandes pintores una obra en especial en la cual yacía una diosa desnuda sensualmente recostada en el pasto en lo que parecía el Paraíso. Las obras me inspiraban a crear una imagen fotográfica desde el punto de vista actual de vida. Siempre me fascinó el desnudo suave, sutil, sensual, no grotesco ni vulgar. Cuando conocí a Thalía sentí que aquella recordada obra podría cobrar vida, y luego de una tranquila conversación le expliqué qué es lo que yo veía en ella y de mi interés por descubrir su alma. Ella aceptó, porque me dijo que intuía que yo iba a trabajar realmente en ella y no crear un efecto artificial nacido de algún rincón oscuro.
La sesión se manejó muy delicadamente y con todo el tiempo del mundo, le expliqué además que cuando yo fotografío mi sentimiento y concepción se trasladan a Europa. Thalía no abre sus ropas como si estuviese dispuesta a bañarse, lo hace delicadamente con un fino pudor, muy lentamente, mientras observa la escenografía que la rodea. Las luces son muy tenues, apenas la delinean, ella se recuesta como si fuera a dormir en su propia cama y cierra sus ojos luego de exhalar su último esfuerzo. Es allí donde comienzo a pintarla, gradúo las intensidades de luz y brotan sus increíbles curvas. Es magnífico lo que veo, es exactamente la armonía de cuerpo que buscaba. La suavidad de su piel es perceptible y el color perfectamente bronceado y uniforme. La observé por unos minutos dentro de aquella escenografía y esperaba el momento de máxima inspiración para comenzar a disparar, al final dije: ¡increíblemente hermosa! Ella escuchó, abrió sus ojos y sonrió, ese fue el visto bueno y el punto clave que dio inicio a la sesión.
Thalía me miraba como que acabada de nacer, dulce, amorosa, inocente y sencilla, sin conocer el pudor. Mientras ejecutaba las tomas no pod’a reprimir palabras de admiración para tanta belleza. Entre espacios, combinaba los cojines suavemente sobre su piel mientras cambiaba los valores de iluminación en cada movimiento, buscaba que la luz la acaricie con la misma delicadeza que cada pedacito de su piel reflejaba escondiendo sus más íntimos encantos, en complicidad con las sombras y cojines para que el futuro observador continúe sus líneas con expresión profunda de admiración y respeto hacia mi propia obra de arte. Bastaba ver su rostro para comprender su siguiente postura, ya que el cuerpo seguía armoniosamente cada expresión facial, en segundos volv’a a cambiar la luz para el siguiente destello, la siguiente caricia a través del calor que la misma luz emite, ¡me cubrió!, ¡me deslumbró! y pude dibujarla y perennizarla. ¡Así lo sentí!"(Angel Chávez Bariola)
"En mis ratos libres me gusta estar relajada en mi cama sin que nadie me moleste. Nunca me van a quitar ese lujo".
Siempre quise hacer este tipo de fotos, pero nunca encontró a nadie que pudiera hacerlo. Agradezco la confianza y el tiempo que me dedicó Angel, finalmente logramos lo que ambos queríamos, confiesa Thalía.