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El Quinto Pie del Gato
       
Edición 1313
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Escribe: José Enrique Escardó
quintopie@genteperu.com
 
 
 "Grandes mentes hablan de ideas. Mentes promedio hablan de eventos.Mentes pequeñas hablan de  otras personas." 

AMAR AL PROJIMO ES RIDICULO


Nos han enseñado desde chicos en el cole "ama al prójimo como a ti mismo", porque en la biblia sale y los conquistadores españoles hicieron que los incas se traguen este libro a las malas y lo acepten como si fuera la norma absoluta de conducta. Yo digo: "La biblia es la norma obsoleta de conducta".

No se puede amar a todos. Es ridículo pensar que uno puede amar a todos. Si uno ama a todos y a todo, se pierden los poderes naturales de selección y uno deja de ser capaz de aceptar la unicidad de cada persona. ¡Ama profunda y completemente sólo a aquella persona que merece tu amor! Nunca jamás pongas la otra mejilla ni ames a tu enemigo. ¡Acaso el católico o el cristiano es un ejemplo de amor cuando define a los que no son de su iglesia como "enemigos" y los odian, les desean el infierno y su "filosofía" los condena a un sufrimiento eterno, más grande que el amor de su dios todopoderoso? Esas contradicciones me hicieron salir disparado cuando se me había ocurrido la peregrina idea de volverme un cura católico. Por suerte abrí los ojos a tanta hipocresía y me quité a tiempo.

El amor es una de las emociones más intensas que puede sentir el animal humano. La otra, tan o más fuerte, es el odio. Forzarte a sentir un amor indiscriminado es antinatural y hace que el verdadero amor pierda su sentido salvador y su poder. Si tratas de amar a todos, en contra de tu naturaleza, lo único que logrará es restarle importancia al verdadero amor. Por eso es tan típico que los practicantes de una religión se desapeguen tanto de sus familiares y de sus esposas e hijos. Ellos "aman" a todos, pero al final, ese amor impersonal, sin fuerza, resta importancia a los amores naturales (de familia y pareja) y estos se vuelven secundarios.

El odio reprimido puede causar muchos problemas físicos y emocionales. Hay que aprender a amar y hay que aprender a odiar a quienes lo merecen. Al aprender a dirigir el odio a aquellos que lo merecen uno se limpia de las emociones malignas y no se desquita con los que tiene más cerca, como suele suceder. Siempre la esposa o los hijos pagan el pato cuando uno se guarda el odio hacia otros.

Los grandes movimientos religiosos que predican el "amor al prójimo" han sido por siglos una manga de fariseos que han terminado matando o anulando la voluntad de millones de personas. Tanto aman que crearon tormentos emocionales y físicos para mantener a los "creyentes" en el sendero del "amor". Todos dicen amar a sus enemigos, mientras que en el fondo de sus corazones dicen: "Dios los castigará".

La gente tiene miedo de abrir sus ojos a la realidad. La realidad es que el ser humano no es benigno por naturaleza ni ama naturalmente. Cuando alguien dice que es capaz de amar y odiar con la misma fuerza a quien se lo merece, lo critican y lo "aman" diciendo que "ya Dios le mostrará que está equivocado con toda clase de sufrimientos". Pero la persona que sabe odiar es más capaz de amar de verdad, con el amor más profundo. Al reconocer y admitir que odia y ama, no confunde ni disfraza sus emociones. Así es capaz de experimentar cabalmente ambas emociones, igualmente naturales.
Hasta la próxima. Y busca siempre "El quinto pie del gato", es bueno ver la vida desde adentro...

 


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