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Artículos de Investigación 
       
Edición 1312
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          Niños de la Calle
 
 
Hijos de la indiferencia


¡Urgen políticas eficaces para ayudar y proteger a menores en desamparo! Ningún candidato a la presidencia los toma en cuenta.
Los niños son el futuro de un país", es una frase que ha trajinado mucho por diferentes gobiernos, sin embargo, ningún discurso ni promesa electoral, tan de moda en esta época, ha propuesto una política de ayuda para estos futuros ciudadanos. A ningún candidato se le ha ocurrido presentar un proyecto de ayuda como parte de sus programas de gobierno, para auxiliar y proteger a estos menores de los diferentes riesgos de la calle, y sobre todo, evitar que este problema se agudice.
Los niños tienen derecho a la educación, alimentación y cuidados especiales. También tienen derecho a una alimentación, vivienda y atención médica adecuada y derecho a ser protegidos contra el abandono y la explotación en el trabajo.
"Chiclets, cigarrillos, caramelos, compre caserita por favor". Esta frase que al principio puede sonar marquetera, hoy se escucha en casi todas las esquinas de las principales avenidas de Lima. Persistentes criaturas con sus caritas sucias y desorbitadas, ofreciendo la golosina, que muchas veces ni siquiera pueden probar, arremeten contra todo automóvil: "una limpiadita señor". Este trabajo obligado de casi 18 horas, con las justas les permite llevarse un pan a la boca, y lo que es peor, los convierte en adultos de la manera más violenta que alguien pueda imaginarse.
La situación de extrema pobreza, los abusos y la violencia familiar son los principales detonantes que llevan al menor a exponerse frente a todo aquello que denigra al ser humano. De esta manera, fácilmente ellos se convierten en "pirañitas", prostitutas, adictos al terokal, pasta y otras drogas, inclusive, a ser parte de mafias que lucran con su trabajo.
Las leyes, y en particular, el Código del Niño y del Adolescente promulgado en 1992, no recogen adecuadamente esta preocupación que debería haber avanzado hacia su erradicación. Ocho años después de haberse promulgado el Código del Niño y del Adolescente, por la Convención de Derechos del Niño, es lamentable constatar que ha sido una década perdida y no se han logrado los objetivos proyectados.
De igual manera, muchas instituciones, ONGs, asociaciones, ministerios y hasta las municipalidades cuentan con programas de ayuda y rehabilitación, pero esto no es suficiente; en cuanto no exista una conciencia real de solucionar el problema de fondo, estos menores continuarán proliferando, sin tener otras vacaciones útiles que el trabajo forzado en las calles, el abuso sexual y el riesgo de caer en las drogas.

En Mundo Libre:
89 % de niños son recuperados de la droga


Es fácil ponerse la mano al pecho y regalar un par de veces un sol a estos niños, pero querer ayudar y empezar un proyecto de recuperación y sobre todo, mantenerlo con éxito, es tarea de titanes. Nuestra de ello es la Institución Mundo Libre, con más de quince años dedicada a labores sociales, dirigida por la señora Marilú Cossío de Gonzales Posada. Esta institución se dedica a socorrer a estos niños, devolverles la autoestima, y como si fuera poco, los instruye mediante talleres de trabajo, para que en algún momento puedan defenderse solos.
Marilú, con un brillo de amor en los ojos, no oculta su emoción cuando se refiere a sus "50 hijos", como ella los llama. Su vocación de servicio y entrega, junto a otros profesionales, han llevado a Mundo Libre a ser reconocidos por importantes organismos internacionales.
La clave del éxito, como refiere Marilú, es el amor, el cariño y la atención al menor. "Había un niño que aparentemente era un caso perdido. Siempre lo traían y se fugaba, pero yo tenía la esperanza de recuperarlo y nunca lo dejó; un día junto con personal del serenazgo de San Borja fuimos a un operativo y lo encontramos. Lo abracé fuertemente y logró que desfogara todo el rencor que traía dentro. Hoy es un niño ejemplo y su recuperación ha sido un éxito. Por eso insisto que la clave es EL AMOR, hacerlos sentir que son importantes, porque lo son", nos asegura Marilú muy emocionada.
Esta problemática se engendra en el desamor, el sufrimiento y la marginación del que todos somos parte. Los niños perciben la mirada desconfiada al pasar cerca de un automóvil, el cerrarles la luna en los paraderos es como tratarlos como delincuentes, como bichos raros. Cuando llegan a Mundo Libre, con lo primero que se encuentran es que tienen atención, tres comidas diarias, una cama limpia, sobre todo una mirada dulce, una sonrisa exclusivamente para ello, un fuerte abrazo, un enorme beso y todo el tiempo necesario para romper las barreras que sílo los corazones afligidos saben construir fuertemente", nos comenta Marilú, mientras nos muestra los trabajos de "sus hijos" en los diferentes talleres de cerámica, velas, pintura, carpintería, serigrafía, guitarra, etc.
"El 89% de los niños se rehabilitan de las drogas y logran su reincorporación a la sociedad, con un buen comportamiento. Lamentablemente, las heridas del alma para algunos se mantienen vivas, pero hay que tener paciencia con ellos, saberles hablar, escucharlos. Esa es la única arma para lograr curar esas heridas que los aquejan en silencio.
"Recuerdo que un día para el cumpleaños de uno de los niños, que tenía dos años con nosotros, se apareció la mamá, él no quiso verla. La pobre mujer era inválida y se arrastraba con un banquito. Lo llevó a la oficina y le preguntó por qué había actuado así. Poco a poco, hablándole, descubrí que su padre había abusado de él y su madre no hizo nada, por lo que guardaba ese rencor hacia ella. Es muy difícil sacarles lo que tienen dentro, cada día cuentan una historia diferente. No cabe duda que el sitio perfecto cuando estamos chicos es la familia, sin esa base, no podemos desarrollarnos normalmente como personas y mucho menos ser parte de la sociedad".
Mundo Libre marca la diferencia justamente por ofrecer a los infantes un ambiente familiar. Cada niño tiene un tutor que conversa diariamente con ellos para saber cómo está, cómo se siente. Además, practican una pol’tica de puertas abiertas, donde ellos deciden cuándo ingresar. Y son libres de salir si no están a gusto. Eso sí, hay cinco reglas que no se pueden romper, que son: no drogas, no sexo, no violencia, no robo y no salir sin permiso.
Parte del programa es que una vez que los niños se han recuperado, Mundo Libre ubica a los padres y los convence que vengan a participar de las terapias familiares, insistiendo una y otra vez. En muchos casos los familiares no es que no quieran venir, sino que son personas con muchos problemas económicos, que ganan entre 4 y 5 soles diarios. En esos casos la institución corre con los gastos del pasaje y además les invitan un lonche para motivarlos.
"Se requiere muchas ganas de querer lograr cosas ante tantas contrariedades y no flaquear en el intento, claro que siempre está Dios que nos abre una nueva puerta y no permite que tiremos la toalla", comenta Marilú con una sonrisa contagiante, que la hace tan especial.

Vocación de servicio

No es fácil mantener una institución que se encarga de rehabilitar seres humanos con traumas y heridas no sólo físicas sino psicológicas y espirituales. Lamentablemente, nadie trabaja gratis, hay que pagar a los profesores, psicólogos, personal de oficina, etc. Mundo Libre así como otras instituciones serias tiene que cubrir muchos gastos y lo más lamentable es que existe gente que tiene en sus manos ayudar y ¡no lo hacen!
Las donaciones que reciben no son suficientes y lo que es peor, no hay una política de exoneración para que la empresa privada se incentive a dar ayuda.
Cada niño genera aproximadamente un gasto de tres mil dólares al año, para vivir con dignidad en la institución y muchas veces el presupuesto con el que cuenta no cubre esta cantidad, por lo que en muchos casos tienen que realizar una serie de actividades para sobrevivir.
Hace dos años Mundo Libre presentó al Congreso un proyecto de ley de beneficios tributarios en favor de entidades de ayuda y asistencia a ancianos, enfermos desvalidos, niños y adultos en estado de abandono, para exonerar de impuestos arancelarios a todas las instituciones humanitarias, pero lamentablemente hasta el día de hoy no se ha aprobado. Este proyecto excluía a las ONGs para evitar cualquier tipo de irregularidad, ya que muchas veces estas entidades se han visto involucradas en denuncias referidas a que utilizando como pretexto la ayuda social, se han aprovechado de estas donaciones.
Desde esta tribuna exigimos que de una vez por todas se tome conciencia y se actúe para erradicar este problema que compromete a todos. Los niños son el futuro de nuestra patria y por lo tanto, tienen el derecho a formarse con un esp’ritu de solidaridad, de comprensión, de amistad y de justicia. Está en las manos del Estado, de los políticos y de cada uno de los ciudadanos combatir esta miseria. GENTE insistirá en el tema, en la defensa de estos niños, que son una consecuencia de erradas políticas que sólo buscan el beneficio propio.
Estadísticas del drama
De acuerdo a las estadísticas del Instituto Mundo Libre el 74% de los menores abandonan sus hogares porque son v’ctimas de maltratos físicos y psicológicos; el 21% por los graves problemas económicos que sufren sus padres o tutores, y un 5% abandona el hogar por sentirse explotado laboralmente.
Un 42% de los menores provienen de familias reconstituidas (madrastra o padrastro) y el 30% de familias incompletas (la madre o el padre ha abandonado el hogar).
El 68% de los menores son de Lima y el 32% provincianos.
Una vez que el menor abandona el hogar, superviven: un 32% del robo; 38% realizando diversos trabajos (venta de flores o golosinas, limpieza y cuidado de automóviles) y el 23% de la mendicidad y 7% de otros.
El 65% de los niños sufren de enfermedades dérmicas; el 22% de enfermedades respiratorias y un 13% de diversas enfermedades.
En cuanto a la salud mental, un 14% de los menores se ubica en la categoría de normal superior: un 40% en normal promedio, un 34% en normal inferior; un 9% en limítrofe y un 3% con retardo mental.
El 94.6% de los menores consume drogas y sólo el 5.4% no ha consumido. De ese total 70.3% consume terokal; el 15.4% PBC y el 14.3% alcohol.

Luego de su permanencia en el IML, se han alcanzado los siguientes resultados:
El 89% de los menores han dejado de consumir drogas y el 11% de los consumidores lo siguen haciendo.
El 100% de los menores reciben educación. Un 45% de ellos asiste a los colegios y un 55% no lo hace porque generalmente han sido captados cuando se ha iniciado el año escolar. Sin embargo, ese 55% recibe clases de aprestamiento escolar y preparación en diversos oficios y talleres, incluyendo sistema de computadoras.
El 45% de los menores han sido reinsertados a sus hogares y el 55% se encuentra en proceso de reinserción.
El 100% de los menores recibe tratamiento médico y psicológico, superando los graves problemas que padec’an cuando se encontraban en la calle.
El 100% de los menores participan en los talleres pre-laborales que se desarrollan en las instalaciones del instituto o en empresas privadas.
El 100% de los menores realiza actividades deportivas de manera permanente, con el apoyo de la Municipalidad y de los clubes particulares.
El 84% de los padres de los niños de la calle que han podido ser ubicados por nuestros trabajadores sociales asisten al taller de sensibilización denominado "Escuela para padres".


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